IV

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A la mañana siguiente el rubio se encontraba en el baño frente al espejo, viendo sus moretones en sus mejillas y en otras partes de su cuerpo, cabe mencionar que sentía un agudo dolor en su trasero.

El moreno nuevamente no se encontraba, pero esta vez dejó bajo llave al rubio en la habitación. Las horas pasaban y el aburrimiento lo consumía por lo que poco a poco se iba quedando dormido. Sus sueños fueron interrumpidos al momento que escuchaba leves golpes en su ventana.

¡¿Qué haces aquí!?

De golpe se levantó, para abrir así la ventana, dejando entrar al peli-negro.

Quería saber cómo estabas—

Estoy bien, ahora vete, por favor

Kasamatsu se fue acercando a Kise, colocando sus manos en sus hombros, mirándolo fijamente.

Lo vi todo...

El rubio lo vio sin entender ¿A qué se refería?

¿A q-qué te refieres?

Él abusó de ti, ¿Cierto?

Un sonrojo se formó en las mejillas de Kise.

S-sí..

Y empezó a llorar, Kasamatsu sintió lástima y abrazó al contrario, tratando de tranquilizarlo, pero le era imposible.

Después de un rato Kise sólo se dedicaba a suspirar pesadamente y a jugar con la pulsera ajena.

¿Te gusta?

S-

El de ojos azules sonrió y se quitó la pulsera, dándosela al rubio, quien ahora estaba sonrojado.

Tengo que irme—

El mayor besó la mejilla del menor y salió por donde había entrado.

Kise se quedó estático, le había dado un beso.

A-adiós

Dijo para cuando se había ido.

Aquél día fue muy tranquilo hasta que cayó la noche.

El moreno despertó con ganas de ir al baño en la madrugada. Al regresar del baño encendió su lámpara que estaba en su mesita de noche, entonces vio una pulsera, tenía ganas de despertar al rubio pero al ver su lindo rostro angelical decidió no hacerlo y esperar hasta mañana.

Y como se predijo, era de mañana, y Aomine estaba acorralando al contrario contra la pared, exigiendo una explicación por la pulsera.

Kasamatsu, el chico con el que jugaba la otra vez...

No deberías de hablar con personas que no sean yo—

P-por favor, no le hagas daño—

Le imploraba al niño de piel morena pero éste lo ignoró y se fue.

Cayó una vez más la noche, el pequeño rubio estaba dibujando hasta que escuchó quejidos provenientes de la casa de a lado. Miró por la ventana al moreno golpear a su amigo.

Al notar que Aomine se dirigía a casa se echó a correr hasta llegar a la puerta de la misma, asegurándola.

¡Eh, déjame entrar!

El rubio daba leves saltitos del susto debido a los golpes que daba Aomine a la puerta.

Entonces se oía como pequeñas gotas empezaban a caer, el viento soplaba y de vez en cuando caían truenos, una tormenta no se hizo esperar. Pero a Kise no le importó y se fue a dormir.

Despertó en medio de la madrugada, debido al gran trueno que había caído, entonces recordó al moreno, sintió lástima y fue a abrirle.

Ya ambos adentro de la casa se miraron fijamente, Kise al saber que no llegarían a nada subió las escaleras, pero fue detenido por una mano morena.

Necesitamos hablar—

y yo no tenemos nada de qué hablar—

El agarre fue intensificado

S-suéltame

Kise, escúchame

Los ojos de Kise empezaron a humedecerse.

Perdón por lo que te hice. Soy un idiota, lo siento. Me gustas, por favor dame una oportunidad

Caían lágrimas de los ojos de ambos pequeños, sin más, Aomine se acercó a los labios ajenos, dejando un pequeño beso. El rubio se sonrojó, le era difícil entender la actitud del moreno, pero no podía negar que sentía lo mismo por él.

Una vez separados, Kise miró al contrario.

E-está bien, te p-perdono

Ante la respuesta Daiki abrazó con todas sus fuerzas al rubio. Éste soltó una leve risa, correspondiendo el abrazo.

Gracias

Colaboración con: Jimin_Senpai

»Anormal« (Aokise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora