VI

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Pasaban las semanas y los malestares del rubio no desaparecían.

Jo-Joder.—

Una vez más corrió hacia el baño, empezado a sentir como el líquido rozaba su garganta hasta salir de su boca.

Ya preocupado de su salud, decidió ir al médico con la compañía de su amigo Kasamatsu.

Tienes algo dentro de ti, llamado feto. Felicidades—

Ambos presentes quedaron sorprendidos ante las palabras del doctor. Kise no sabía qué debía hacer, o qué decirle al moreno. ¿Qué esperaba un hijo? ¿Qué sería padre? ¿Qué debía hacerse cargo de ellos? Miles de preguntas surcaban su mente y las de su compañero.

¿Cuántas semanas tiene?—

Kasamatsu miró al doctor un poco serio.

3 semanas—

Kise aún seguía estático.

¿Y usted es el padre?—

Al escucharlo ambos chicos se sonrojaron. Kasamatsu se acercó al doctor y susurró.

Qué más quisiera yo—

Sonrió y miró al rubio pensativo.

Cuando salieron de ahí Kasamatsu ya no acompañaba a Kise, sabía que el moreno no controlaba sus celos cuando alguien estaba con su "posesión más preciada".

Aominecchi, he vuelto—

—¡Kise!—

Aomine fue a recibirle abrazándolo y sintiendo un pequeño bulto en su abdomen.

Es-escucha, tenemos que hablar—

Kise separó al moreno y lo sentó en un sillón, sentándose a su lado.

—No te enojes—

Aomine sólo lo miraba sin comprender la situación, tomó las pálidas manos del rubio que ahora temblaban.

E-estoy embarazado, serás padre Aominecchi—

—¿Padre? ¿Yo?—

Soltó sus manos para llevarlas al abdomen del modelo. No sabía qué hacer, alegrarse, preocuparse, enloquecer o reñir al rubio por ésto. Kise estaba preocupado.

¿Un hijo mío? ¡¿Cómo sabes que es mío?! ¡¿Cómo puedes cerciorarte de eso?!—

—¡Eres el único con quien tengo abusos frecuentes!.. ¡Ni si quiera dejas salirme!—

Ambos explotaron de furia, en una oleada de sentimientos que golpeaba los corazones de ambos adolescentes, que ahora serían padres.

—¡Me engañaste Aomine! Dijiste que cambiarías, que ya no abusarías de , te di una oportunidad...—

La actitud del rubio cambió drásticamente, le dolía que el moreno le tratáse así, cómo basura, cómo a un objeto que sólo sirve para el orgullo de quien lo posee. Le amaba, pero le era difícil soportarlo, soportar sus ataques de ira y celos.

Aomine no decía palabra alguna, tenía razón, tal vez debía de hacerse cargo del bebé, pero cómo estaba seguro de que no le había engañado con alguien más mientras iba a la única cosa que le dejaba hacer, ir a su trabajo de modelo. ¿Cómo podría estar seguro de que alguien no lo violara mientras modelaba? ¡¿Cómo?!.

Escucha Kise, me haré cargo de ustedes, pero perdoname—

Le costaba decir eso, tal vez sería uno de ésos padres primerizos, irresponsables y adolescentes.

Kise empezaba a derramar unas cuantas lágrimas, tal vez volvería a lo mismo, a los abusos y maltratos de cada día. Nada cambiaría si perdonase al moreno, siempre sería la misma rutina, sólo que ahora tendría que cuidar a alguien más. Lo repetía, se había enamorado de Aomine, que tal vez ya no lo maltrataba tanto como antes, se estaba contradiciendo así mismo. Había ganado un poco de cariño, cosa que perdería por haber quedado embarazado.

Te perdono...—

Kise trato de sonreír y abrazo al moreno como pocas veces lo hacía.

Perdona Kise, no debí ponerme así, te amo—

Aquél abrazo fue correspondido. Eran unos adolescentes con sentimientos extraños.

»Anormal« (Aokise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora