UN MES DESPUÉS
—¡Ya basta, Harry! —exclamé riendo mientras salía de la playa.
—¡JA! Te gané, dulzura —él sonreía victorioso.
—Fue trampa, hiciste esas caras bajo el agua y no pude aguantar la risa.
—Con o sin trampa, te gané, ya acéptalo —me besó.
—Voy a tomar una ducha para preparar algo de cenar —dije mientras me escapaba de su agarre y corría rápidamente hacia las escaleras.
Un mes completo había pasado desde que Harry me confesó que me amaba. Un mes desde que me dejé llevar y le confesé que lo amaba también.
Desde entonces las cosas parecían hacerse por sí solas, o a mí me daba la impresión de que así era. Una par de días después de aquella noche, fui a cenar con su familia. Fue una noche divertida, aun no puedo creer que su madre nos haya convencido de tomarnos unas vacaciones, de escaparnos y sólo vivir el momento.
Éste era el tercer día de las dos maravillosas semanas que pasaríamos en el paraíso. Viajamos desde Londres hasta Malibú y estábamos más que encantados con el lugar.
Entré al baño, me quité el bañador, me metí bajo el agua y diez minutos después estaba lista. Tomé una toalla y me envolví en ella, cuando estaba a punto de salir del baño tuve una sensación que se estaba volviendo familiar para mí, corrí hasta el retrete y me incliné sobre éste, y así sin más vacié todo el contenido de mi estómago. Desde hace un par de días me levantaba con náuseas y aproximadamente a éstas horas de la tarde también me daban, era algo extraño, nunca había sido del tipo que se enferma. Le resté importancia atribuyéndoselo a los camarones que Harry me había obligado a comer en la cena hace tres días, quizá se trataba de una intoxicación. Fervientemente esperaba que fuese así.
Los días transcurrieron rápidamente y al mismo tiempo parecía eterno. Estas vacaciones habían sido de lo mejor, faltaban un par de días para regresar aunque ninguno quería volver, ambos teníamos responsabilidades.
Eran las siete de la noche, habíamos cenado hace unos diez minutos y aquí estaba yo, de cabeza en el inodoro con Harry sosteniéndome el cabello para que no se me ensuciara de vómito.
La situación me tenía con los nervios de punta. Ya no creía que se tratara de una simple intoxicación, otra idea, una muy aterradora, cruzaba por mi cabeza.
Aunque me negué totalmente a que fuera posible.
Después de vaciar el contenido de mi estómago, lavé mis dientes y me acosté. Harry se veía preocupado, insistía en ir al hospital para que me hicieran exámenes.
—No me moveré de ésta cama, Styles —dije tapándome hasta la cabeza con la sábana.
—Grace, por favor, es por tu bien. Desde hace días estás así —su voz obstinada, sabía que no ganaría discutiendo conmigo pero aun así intentaba.
—Los hospitales nunca me han gustado. No dejaré que apuñalen mi brazo sacándome mi sangre —le lancé una mirada que decía claramente 'no sigas con esto porque no hay manera de que te salgas con la tuya'.
—De acuerdo, pero si mañana sigues así iremos al hospital y no habrá pero que valga —contestó resignado.
Un par de horas después Harry se durmió. Cuando miré la hora eran las dos treinta de la madrugada. No podía conciliar el sueño. Cuando por fin lo hice faltaba un cuarto de hora para las cuatro.
Abrí los ojos rápidamente cuando sentí vibrar mi teléfono bajo la almohada. El reloj marcaba las seis treinta, apenas había dormido pero era necesario que me levantara. Anoche, pensando, me había decidido. No iría a un hospital, iría a la farmacia más cercana a conseguir un test casero de embarazo, me quitaría la maldita duda de una vez por todas, descubriría que en efecto sólo se había tratado de comida en mal estado y luego seguiría con mi vida. Y por supuesto, Harry no se enteraría de lo que había hecho.
Me coloqué un blue jean, una camiseta de Harry, un par de sandalias y salí después de escribir una nota diciendo que fui por algunos comestibles.
Llegar a la farmacia me tomó cerca de media hora, al entrar fui directamente al estante que estaba lleno de cajas de pruebas de embarazo, tomé una y caminé a la caja, me detuve en medio camino y regresé al estante. ¿Qué probabilidades había de que el resultado de la prueba fuera el correcto? ¿Y si me daba positivo pero en realidad era negativo? Estas pruebas no podían ser muy seguras. Así que tomé cuatro más, todas de distintas marcas. Al pagarlas, mis manos temblaban. Tenía los nervios a flor de piel mientras conducía al supermercado, mientras tomaba los artículos, mientras pagaba y durante el trayecto a casa.
Al llegar a la casa encontré una nota de Harry pegada al refrigerador "Dulzura, salí a correr. Vuelvo pronto. Te amo, Harry."
Bien, él no estaba. Era ahora o nunca.
Subí corriendo las escaleras, entré al baño, abrí con desesperación las cajas y leí las instrucciones. Seguí cada una de ellas paso a paso. Las alineé sobre el mesón, me giré y esperé.
Los minutos siguientes fueron los más eternos de toda mi vida. Harry podría llegar en cualquier momento, ¿qué excusa o qué explicación le daría para lo que estaba haciendo? ¡No había ninguna!
Mi teléfono sonó indicando que el tiempo de espera había terminado. Me giré y miré detenidamente cada una de las pruebas.
Todas apuntaban el mismo resultado. Cinco de cinco. No había fallo alguno.
Dios.
El resto del día estuve nerviosa, asustada, pensando en cómo se da una noticia como esa. Cómo me justificaría.
Al ver aquel resultado como por arte de magia aparecieron en mi mente la gran cantidad de detalles que había pasado por alto durante mi relación con Harry. Lo descuidada que fui.
Después de cenar nos sentamos en el sofá de la sala, Harry me abrazaba mientras veíamos una película. Yo ni siquiera sabía de qué trataba, mi mente divagaba mientras las imágenes pasaban frente a mis ojos.
—¿Aun te sientes mal? —preguntó besando mi mejilla.
—No, ya estoy mejor —sonreí intentando parecer serena.
—Si te sientes mal y quieres ocultármelo sólo para que no te lleve con un doctor, me voy a molestar mucho —dijo con tono de advertencia.
—No. De verdad, estoy mejor —lo besé. Eso no era del todo mentira, el día de hoy estuvo libre de náuseas y esperaba que se mantuviera así.
Harry empezó a hablar sobre lo que debíamos hacer antes de irnos. A dónde deberíamos ir. Yo realmente no escuchaba hasta que dijo algo que me hizo volver a la realidad.
—Compré una botella de vino blanco, uno muy bueno, por cierto. He pensado que podríamos divertirnos ésta noche con él —sonrió pícaro. Vino. Alcohol. Joder, tenía que decirle.
—Harry... —mi voz entrecortada.
—¿Sí, dulzura? —Esa hermosa sonrisa en su rostro. El miedo en mi interior... me armé de valor y lo dije.
—Estoy embarazada.
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Legs open... behind closed doors. | Harry Styles | #Wattys2016
Fanfiction"Siempre que les veía tenía la impresión de que acababan de hacer el amor o se disponían a hacerlo, de que nunca desviaban la mirada el uno del otro." -Siri Hustvedt.