La primera vista

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Los días eran eternos y las noches largas y frías en el corazón del azabache. Llevaba años tratando de desarrollar técnicas y métodos de ataque que lo hicieran triunfar en su único objetivo. Había ya pasado mucho tiempo desde que empezaron a vivir alejados de todos, muy pocos sabían de ellos, para la mayoría eran una raza extinta.

Sasuke se fue cerrando poco a poco. No confíaba en nadie, no podía. Incluso sentía como su hermano trataba de alejarlo de su meta, no podría soportar que su único hermano también lo abandonara.

-Sasuke! Deja de entrenar un rato y ven a comer!- gritó Itachi dentro de la casa-

El menor no tenía otra opción más que obedecer, no quería perder a la única persona que aún tenía. Entró, lavó sus manos y se sentó en el comedor.

- ¿Has pensado en lo que te dije? -dijo sirviendo la comida-

-No quiero hablar de eso -respondió secamente el menor-

-Creo que deberías olvidarlo todo, al menos pensar en dialogar -admitió el azabache mayor-

-¿Cómo puedes pensar en eso? Recuerdas lo que hicieron verdad -Sasuke alzó la voz-

-Solo lo mencioné -su tono seguía sereno- , ahora solo come. -salió de ahi dejando a su hermano meditar solo sobre lo que estaba por hacer- Es algo tarde deberías ir a bañarte y volver a descansar. -mencionó antes de desaparecer por la puerta-

Así lo hizo. Luego de terminar la cena, salió a una cascada que habia cerca de donde vivía. Los últimos rayos del sol aún iluminaban el lugar. Aprovechó el momento para no congelarse dentro del agua. Bañarse era algo que no le fascinaba pero no era completamente desagradable.

En ese momento entre los arbustos se encontraba un chico algo menor a él. Lo miraba como si fuera algo que acabará de descubrir, algo que nadie había encontrado aún. Naruto no solo estaba sorprendido de que alguien más estuviera en el lugar que solia refugiarse pensando que nadie lo encontraría. Estaba oscureciendo y el frío amenazaba con correr mas intenso.

El ser que se encontraba dentro del manantial salió rápidamente, segundos después sus ojos no podían creer lo que estaba en frente. Un animal completamente nuevo ante él. Una especie de gato gigante solor negro sacudió el exeso de agua de su pelaje. Volvió a su forma humana colocándose la ropa para marcharse a donde sea que haya salido.

El rubio estaba en un trance entre la curiosidad de saber que y quien era él y la razón de que conociera el lugar que lo liberaba de todas las ordenes y peleas innecesarias que su padre demandaba. La noche se iba haciendo presente y la luna comenzaba a brillar en medio del cielo estrellado. Se recostó sobre la rama de un árbol. Y pensó durante varios minutos la inmensa cantidad de especies que no conocía y la enormidad de lugares a los que jamás se le hubiera ocurrido que existían.

Regreso a casa bastante tarde. Más de lo que pensó. El tiempo se esfumó cuando aquel chico se fue y pensó en miles de cosas que bombardearon su cabeza. Su padre se molestó por obvias razones y su madre preocupada lo atendió y arropó como si hubiera llegado en devastadoras condiciones.

Subió a su habitación percatandose de que había un bulto sobre su cama. Si, su hermano se encontraba dormido en su lugar estando a unos metros del suyo.

-¿Qué haces aqui? -pregunté bastante alto como para que despertará. Cosa que dio resultado-

-Mh.. que pasa -dijo adormilado restregando sus ojos-

-¿Por qué estás en mi recamara? -insistí algo irritado-

-No lo sé -lucia algo perdido- pensé que era la mia supongo

-Pues no lo es. Ahora fuera de aquí!

Lo miró intranquilo, como si quisiera decirle algo importante. El rubio mayor se sentó en una esquina de la cama haciendo un gesto para que su hermano se acercara. Respiró profundo llenando sus pulmones para luego liberar el aire como para relajarse.

-Bien te escucho -suspiro el menor-

-Esta bien... No sé como empezar... -se veía nervioso- recuerdas a Sasori?

-Asentí dudoso- Tu compañero de la manada de los jaguares rojos, ¿No?... ¿Qué no entrenaban juntos?

-Si justo él... estamos... -respiró intranquilo- empezamos a salir hace un par de semanas -dijo muy rápido-

-¡Qué! -Naruto casi gritó, pero su hermano cubrió su boca-

-Cierra la boca! -reclamó- ,no te lo dije para que se lo revelarás al mundo entero -quitó su mano-

-Si, lo siento, solo que me sorprendió

-¿Qué piensas de eso? -preguntó Deidara intrigado-

-Está bien si te hace feliz -sonrió, asegurándole su aprobación-

-Gracias -lo imitó y se levantó- , no se que decirles a mis padres -admitió-

-Seguro lo aprobarán -intentó darle confianza-

-Eso espero -susurró-

Salió de la habitación y Naruto se acostó sobre el colchón estirándose como de costumbre. Ese día fue bastante extraño, a pesar de la confesión de su hermano, no podía sacarse de la cabeza a aquella criatura color azabache que había visto. Era algo que jamás pensó que vería alguna vez, que si quiera existía. Sentía la necesidad de volver ahí solo para verlo de nuevo. Qué era lo que aquel ser poseía que llamaba tanto su atención. Tal vez sus ojos frívolos o su extensa piel negra. Su mente divagó varios minutos, los que se transformaron en horas. La mirada fija en su ventana y sus pupilas dilatadas por el cansancio, pensó en el azabache hasta caer dormido.

Razas Distintas, Mundos Iguales  (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora