Conejo Herido.

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Sonidos extraños empezarón a zumbar en el oído del pelirrojo, había caído en algo blando y esponjoso, lo cual resultaba muy cómodo. Lentamente abría los ojos para darse cuanta que había caído sobre algo o más específicamente sobre alguien.
Un conejo de mediana edad se encontraba amortiguando la caída del pelirrojo.

Tarde, Tarde, ya se me hizo tarde. — decía el conejo mientras miraba su reloj.

Disculpe. — dijo el pelirrojo, sabía que tenía que pedir disculpas, ayudo a que el conejo se levantara pero este empezó a quejarse.

Auch, mi pata. — un fuerte dolor lo empezó a invadir cada vez que pisaba con su pata izquierda.— Tú... — miro con enojo al muchacho. — eres el culpable, si tan solo no hubieras caído encima mío. — empezó a quejarse el conejo.

Si desea puedo ayudarlo. — dijo un poco preocupado. — He perdido a mi pareja así que...

¿Alicia?.— pregunto, por alguna extraña razón su intuición le decía que ese era el nombre.

No, se llama Nagisa. — dijo el pelirrojo. — Debo encontrarlo antes de que den con nosotros. — estaba preocupado, si esa chica daba con su novio era seguro que el compromiso se llevaría a cabo así que debían huir a donde fuera.

Mientras Karma empezaba a alejarse con sus pensamientos, el conejo se puso completamente azul al recordar lo cruel que era la reina, si llegaba tarde aunque sea por un segundo era seguro que diría su frase característica. "Que le corten la cabeza"

Tu pareja y tú cayeron juntos, ¿no es así? . — pregunto el conejo.

Si, aunque nos separamos. — dijo aún preocupado el pelirrojo.

No hay problema entonces, si me ayudas te diré cómo encontrarlo. — dijo el conejo mientras lo miraba detenidamente.

Está bien.— dijo el pelirrojo.

Perfecto, toma esto. — dijo mientras le entregaba un pequeño caramelo al pelirrojo. — Cómelo ahora mismo.—
Una sonrisa esbozo el rostro del conejo.

Karma hizo caso y comió el pequeño caramelo, de pronto extraños cambios fueron experimentados comenzaron, sentía como le dolía el cuerpo, un dolor profundo invadió su cabeza, de la nada extrañas orejas empezaron a aparecer de su cabeza, y un peculiar rabo se formó en su trasero.

¿Qué es esto?.— Karma pregunto, su paciencia se estaba empezando a agotar.

Solo te di un caramelo que te hará tener las características de un conejo. — respondió tranquilo.

Ah~~, un conejo.— el pelirrojo empezó a sonreír de forma amenazante. — ¿y eso en que manera me ayudara?.— su sonrisa era maliciosa, su mirada lucia  amenazadora y empezó a tronar sus nudillos.

La piel del conejo se erizo, se había dado cuenta que el pelirrojo era peligroso, pero no había vuelta atrás, su cabeza estaba en riesgo.

Te harás pasar por mi nieto con la reina y podrás solicitar ayuda para encontrar a tu pareja. — no había mentiras en lo que decía.— Si realizas un eficiente trabajo con la reina ella te recompensará, te lo aseguro.

Solo tengo que hacerme pasar por su nieto y cumplir su trabajo, ¿no es así?. — sonrío con malicia, se traía algo entre manos.

Si, solo eso.—

¿Pero no encontrará extraño la reina, mi forma humana?.—mencionó algo importante.

No te preocupes, no será extraño, en este mundo TODO es posible, nieto mío.— mencionó calmadamente el conejo. — Ahora ve a cubrirme en mi labor, o la reina nos matará.

Mientras tanto en un lugar alejado Nagisa había recobrado la consciencia, no sabía dónde se encontraba pero por lo que veía era un comedor o algo parecido, había una mesa, varios estantes entre otras cosas, al despertar se dio cuenta de que Karma no lo acompañaba, el miedo lo invadió pero recobró el valor de inmediato, se encontrarían pasara lo que pasará.

Llevaba ya algunas horas queriendo salir del lugar, pero no encontró puerta alguna era una habitación completamente sellada o eso era lo que creía, cuando sin querer boto unos trozos de comida al piso fue donde lo descubrió, al ver como dos pequeños ratoncitos robaban la comida y salían por una puerta muy diminuta que se encontraba en ese cuarto.

Era una puerta de aproximadamente 25 centímetros, él no podía entrar por ahí, de pronto en la mesa una botella y unas galletas aparecieron de la nada, decía: bébeme y cómeme respectivamente.

Su intuición le decía que uno de ellos dos le ayudarían para poder salir del lugar y cogio el más cercano a él.

Bebió gran parte de la botella, de pronto su cuerpo empezó a experimentar algunos cambios y su ropa así lo demostraba poco a poco se iba desgarrando, mientras el peli celeste iba creciendo centímetro a centímetro hasta medir más de cuatro metros de altura, de inmediato cogio las galletas que parecían ahora diminutas para su nuevo tamaño y las comió, su cuerpo volvió a experimentar nuevamente cambios, pero estas vez se estaba encogiendo, poco a poco su tamaño disminuía hasta llegar a medir unos 18 centímetros.

Por fin iba a poder salir de ahí, aunque ahora afrontaba un único problema, se encontraba completamente desnudo. Para buena suerte suya, logró ubicar una prenda de vestir y muy a su pesar se la puso, no le quedaba de otra y tenía que usar ese vestido celeste con volantes.

Al salir lo primero que aprecio fue el color verde, el cual le trajo un pequeño malestar ya que le hizo recordar a cierta chica a la cual había dejado plantada, se fijó nuevamente y vio que estaba en un jardín o eso era lo que pensaba, ya que sólo podía apreciar pasto,y eso era por qué poseía el mismo tamaño que cualquiera de los habitantes de ahí.

Mientras Nagisa se aventuraba y trataba de encontrar un camino, Karma se dirigía al lugar donde le había indicado el conejo, debía llegar al mediodía, o sino no volvería a ver a Nagisa en su vida, ya que si llegaba un segundo tarde, la malvada Reina de corazones ordenaría que les cortaran la cabeza tanto al pelirrojo como a su supuesto abuelo, aún faltaba un buen trayecto para llegar, usaría todos los medios posibles para llegar y así lo haría.

Continuará...

Nagisa en el país de las maravillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora