Adiós, País de las Maravillas.

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La furia se podía apreciar en su rostro, mientras lágrimas de felicidad afloraban en Kanzaki, el reino por fin volvería a sus manos, pero aun así la peliverde no se rendiría fácilmente ni dejaría las bellas comodidades con las que había gozado por tanto tiempo.

La oruga su fiel servidora no la dejaría solo ante tal situación.

No creen que es muy temprano para celebrar. — dijo elocuentemente la peliverde. Saco su espejo mágico y utilizó un poco del poder que este le concedia.

El cabello de la peliverde cambio, empezó a crecer de manera rapida, unos tentaculos comenzaron a aparecer en lo que era su cabello, sus dientes se afilaron levemente y su personalidad cambio.

Este mundo es mio. - se le escucho decir. Su forma ya no conservaba humanidad... Algunos osarian decir que se parecia a Medusa.

Los soldados se acercaron y rodearon a Kanzaki, no podian permitir que le pasara algo, era su gobernante y debian de protejerla de todo.

El sombrerero loco y la liebre se acercaron a Nagisa, según la profecia...
Alicia llegaria a salvarlos, detendria a la cruel reina de corazones y traeria paz al reino.

Alicia, tu eres la unica que nos puede ayudar. - dijeron al unísono ambos personajes, quienes para muchos eran seres fuera de lo común en ese reino.

Nagisa no sabia que hacer y eso lo reflejaba su rostro... ¿Comó podia ayudarlos?, era lo que se preguntaba... Una pregunta que tenia una respuesta que a algunos no alegraria.

Un beso. - se escucho decir a lo lejos, el gran Koro- Q, por fin mostraba su prescencia.

Desde tiempos antiguos... - empezó a relatar el gran Koro-Q. - se ha podido ver que un beso rompe cualquier maldición.

Eso son cuentos de hadas. - comentó irritado Karma.

¿Cuentos de hadas?... Así es como lo ves, entonces podrias explicarme en que contexto ubicarias al País de la Maravillas. - dijo de manera intrigante el gran Koro-Q.

Karma se quedó sin respuesta... Algo que no le gustaba, pero era cierto, ese mundo tenia que ser parte de un maldito cuento de hadas, del cual deseaba despetar, ya que sus intenciones asesinas hacia la peliverde iban aumentando.

Si un simple beso solucionaria eso, lo haria. - pensó para sí el peliceleste. Miro fijamente a Karma por unos segundos y fue a acercarse a la peliverde.

La Oruga era un ser caprichoso y no le gustaba para nada la paz, desde que llego la peliverde pudo hacer su deseo realidad, conocia la personalidad de esa chica, déspues de todo él fue quien la convirtio en lo que era hoy en día y no dejaria que sus esfuerzos fueron tirados a la basura.

La Reina de Corazones no podia cambiar.

Fue al encuentro con el peliceleste y así impedir la fechoria que intentaba realizar. No permitiria que nadie tocara a un ser al cual él podia manipular con gusto.

De pronto, de la nada un pequeño bebé hiso entrada, Kanzaki inmediatamente lo reconocio, no era otro que su sobrino Itona.

El bebé gateo hasta llegar a la Oruga, de la nada de su cabeza salieron pequeños tentaculos que comenzarón a someter a esta, Nagisa no entendia lo que pasaba, pero aprovecharia la oportunidad, llegó ante Kayano y...

La peliverde ya no estaba en sus cinco sentidos, con los tentaculos que le habian salido comenzó a hacer caos en todo el lugar.

De la nada uno de esos latigazos llego cerca de donde se encontraba el bebé, liberando a la oruga de su verdugo.

Nagisa en el país de las maravillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora