-Jason, joder, que me dejes de una puta vez- dijo Paola cada vez más enfadada intentando escapar de los brazos de su primo.
-Joder, ¿Cuándo vas a aceptar que eres jodidamente mía- dijo mientras que se iba bajando sus manos hasta el culo de Paola- y vas a dejar que te folle cada parte de tu cuerpo?
Paola puso mala cara,siempre pasaba lo mismo que había alguna reunión. Primero se disparaban, se amenazaban, los gritos se oían hasta en California y después cuando había llegado a un acuerdo, todo se olvidaba y lo único que se encontraba en el bar era droga, alcohol, mujeres con escasa ropa en su cuerpo y miembros del club follando en cada rincón del club.
-Eres un puto cerdo Jason- dijo mientras que alejaba las manos de su culo.
-Seré lo que tú jodidamente quieras- dijo Jason mientras le plantaba un casto beso en los labios.
Sin pensárselo dos veces, Paola levantó su mano y le dio una bofetada a Jason. Estaba cada vez más enfadada ¿quién se creía que era? Jason la miró con lujuria.
-Hermano- dijo un Hugo bastante molesto pasando su brazo por los hombros de Paola- sera mejor que la dejes en paz.
-¿Hugo?- dijo llamando la atención del muchacho- ¿Cuánto has bebido? Hueles como la jodida mierda.
Dicho esto Paola se apartó de él antes de que vomitara. Jason empezó a reírse y eso solo hizo que Hugo se enfadara más. Aquella escena era terrorífica, dos hombres de un metro noventa enfrentados uno contra otro. Nadie era consciente en ese momento de la tensión que había entre los dos muchachos, cosa que Paola agradeció profundamente, ya que como su padre se enterara ninguno de los dos podría andar en un mes.
-Algún día chicos- dijo Paola mientras se ponía en mitad de los dos- os daréis cuenta que nunca tendré nada con ninguno de vosotros.
Dicho esto Paola se fue de allí, necesitaba despejarse y descansar. Así que se dirigió hacía la habitación de sus padres para despedirse de ellos, pero justo cuando iba a abrir la puerta de la habitación de sus padres oyó un gemido.
-Dominico, dios mio- era su madre- no pares joder, follame más duro.
-Amore mio, sei mia-dijo Dominico.
Mierda, esto era lo que menos quería oír hoy. Ahora lo que necesitaba era tomar el aire. El día de hoy estaba siendo demasiado raro. Volvió a pasar por el salón del bar para dirigirse a la calle evitando a todo el mundo, echo un vistazo al rededor antes de salir por la puerta. Jason se encontraba borracho en la barra, Hugo estaba con alguna de las putas en el sofá, donde ella se sentaba todos los días, casi follándosela. Paola hizo una nota mental, no volver a sentarse en ese sofá en la vida.
-Este sitio es una puta locura- dijo mientras que iba saliendo por la puerta.
Una vez fuera de ese sitió aspiro profundamente, aire limpio. Empezó a andar hacia el pequeño jardín de la propiedad, cuando de repente una profunda voz masculina la sobresaltó.
-Por lo que parece todo ha salido bien ¿no?- dijo la voz.
Paola seguía buscando de donde procedía esa voz, cuando por fin la localizo se quedó petrificada. Era el hombre esta mañana. Ahora que podía observarlo mejor se dio cuenta de que era bastante guapo, era rubio, sus ojos a pesar de que no había apenas luz se podía divisar que eran azules. Era más alto que ella y con un corte de pelo a lo militar. La camiseta negra que llevaba se ajustaba perfectamente a sus musculosos brazos. No podía moverse ese hombre era un dios griego.
-Soy Dave O'connor- dijo el mostrando un hoyuelo en su mejilla izquierda- Tu debes ser Paola Salvatore ¿verdad?
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Holi.
Pues aquí os traigo otro capítulo de la historia, ¿qué os parece? Se que dije que hasta la semana que viene no iba a subir capi, pero no se, no me apetecía que os quedarais sin leer xD. Bueno espero que os hayan gustado estos dos capítulos y como os dije anteriormente dejad vuestros comentarios y decidme si os gusta no sabéis lo mucho que ayuda saber que a la gente le gusta lo que escribo.
Besitos de unicornio para todas.
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Riding the road
RomanceMira, princesa- dijo él agarrándola de la mandíbula- ante de que alguno de ellos te encuentre tú estarás en mi cama y en la parte de atrás de mi moto, y te puedo asegurar que no querrás irte jamás.