14-Esclava

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Supongo que soy esclava de tus recuerdos.
De nuestros recuerdos, más bien.
Soy esclava de la sonrisa más bonita que jamás volveré a ver. No porque sea perfecta, ni mucho menos. Sino porque era la única tan contagiosa que hasta yo sería capaz de sonreír gracias a ella.
Soy esclava de tus ojos negros como el carbón, mi espejo favorito. Pues en ellos mi reflejo tal vez me gustara un poco más. Y no por nada en especial, tal vez porque eran tuyos.
Soy esclava de tus ojeras, tus hoyuelos y el músculo de tu mandíbula. De tus ojeras los lunes por las mañanas. De tus hoyuelos cuando suenan tus carcajadas. De tu mandíbula cuando tu mente está concentrada.
Soy esclava del sentimiento. Pero aún no tengo claro cuál de todos; si el amor, el dolor, la ira o el deseo. El amor que estuvo presente por mucho tiempo que lo neguemos. El dolor que llegó y ocupó tu lugar. La ira que me visitaba cada vez que eras un estúpido, la misma que te acompañaba cuando yo era una estúpida. El deseo de estar juntos a pesar de los gritos del resto. A pesar de que hablaran tras nuestra espalda. Daba igual. Los importantes éramos nosotros.
Soy esclava de tus palabras, tu apoyo y compañía. De tus palabras de consuelo cuando nadie podía consolarme. De tu apoyo incondicional cuando todos me intentaban hundir. Sobre todo de tu compañía los fríos días de invierno, donde tu cobijo era mi único lugar seguro para poder llorar sabiendo que tú estabas allí para decirme que todo iría bien.
Soy esclava de muchas cosas relacionadas contigo. Soy esclava incluso de las lágrimas que pronuncian tu nombre mientras recorren mi rostro a toda prisa queriendo llegar cuanto antes al frío suelo. Soy esclava de tus te quiero.
Los que echo de menos.

Te quiero.

Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora