17-Yo era de esas...

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El otro día estuve pensando que solía ser yo.
¿Qué tenía yo para tenerte?
Que ahora no te tengo.
Y entonces me di cuenta, que yo era de esas... De esas raras de cojones,
tanto, que era demasiado igual a las otras:
Y yo era de esas que bailaba.
Que reía.
Que cantaba y salía.
Que estaba loca, de remate.
Que hacía tonterías.
Yo era de esas que dormir, dormía poco.
Que las pesadillas me venían a visitar todas las noches.
Que lloraba hasta cuándo no tenía ganas.
Y que tenía unas infinitas ganas de morirse.
Yo era de esas que tenía amigas.
O eso decía.
Porque sólo confiaba en dos o tres.
Que necesitaba a su familia.
O eso decía.
Porque tenía ganas de irme de casa para no volver.
Yo era de esas que tenía mil cosas en la mente.
Una de ellas eras tú.
De esas que si alguna vez te las encuentras.
Siempre te van a querer.
Y es así.
No soy dura de roer.
Lo parece, eso sí.
Pero soy la chica más fácil que llegarás a conocer.
Que con tres palabras me enamoro.
Y con dos abrazos me ilusiono.
Que con una caricia te quiero.
Soy de esas tan tontas que son hasta listas.
De esas que todo lo ven.
Que todo lo callan.
Y todo lo guardan.
De esas que explotan cuando no pueden más.
Y que si tengo un mal día te contesto mal cada palabra.
De esas que si tienes un poco de gracia y cariño para mí.
Te daré todo lo bueno que tengo.
Y al contrario, también.
De esas que se caen y se levantan como rutina.
Y que se pasan la vida tirada en el suelo.
Yo era de esas chicas difíciles de encontrar.
Pero por mi bipolaridad, nada más.
De esas que un día se miraba al espejo y decía que se comería el mundo.
Y al volverse a mirar el mundo se le caía encima por ir pensando tonterías.
Yo era de esas que tenía pánico a los hombres.
Pero siempre estaba dispuesta a tener cerca de mí a alguno de ellos.
Yo era de esas que decía que no me gustaba.
Y me moría por dentro cuando me miraba.
Yo era demasiado soñadora.
Demasiado ilusa.
Y tal vez un poco torpe.
Que caía con la misma piedra.
Porque me gustaba tener un motivo para caer.
Tal vez era demasiado madura en algunos casos.
Y demasiado niña en otros.
Demasiado sincera a solas.
Y demasiado mentirosa con vosotros.
Pero supongo que sigo pensando que alguien va a venir al que le guste todo esto.
Al que le guste reír a mi lado.
Y acariciarme la espalda en el sofá cuando esté llorando.
Al que le encante que sea borde, a la par que sensible y cariñosa, y me enfade tan rápido que resulte fácil de tener.
Y que me abrace cuando llore,
porque delante del espejo me caiga otra vez.
Y mientras tanto seguiré haciendo tonterías.
Llorando y riendo.
Bailando y muriéndome de vergüenza.
Y sintiendo que me muero por dentro. Cuando te recuerdo a ti.

Te quiero.

Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora