22-Adicción.

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Y tal vez hoy te diga una cosa.
Y mañana todo lo contrario.
Porque tal vez hoy lo que más odio.
Mañana sea lo que más extraño.
Y supongo que eso fue lo que nos pasó, más bien a mí.
Pensar que siempre te echaría de más.
Que eso de echar de menos era de cobardes.
Y al final yo aquí.
Siendo la más cobarde de todas.
Supongo que esto es como las drogas.
Creyendo que no es vicio.
Pero al final es como todo.
Se acaba convirtiendo en adicción.
Y yo no soy adicta a ti.
Y tú no eres adicto a mí.
Pero sí soy adicta a eso que me hacías sentir.
No sé.
Mañana tal vez no lo eche de menos.
Mañana tal vez me dé igual.
Pero tal y como son las drogas.
Mi adicción es pensar en ti.
Y no por nada.
Más bien por todo.
Y si mañana te quiero dejar  de pensar.
Esto es como la droga:
no puedo.
Pero si te doy una calada y me canso de inspirar.
Si te rompo en mi memoria.
Tal vez me canse de pensar.
Pero las noches están siendo demasiado frías.
Demasiado tristes son mis días.
Lo suficiente como para sentir tus manos.
A pesar de que te has ido.
Y no es obsesión eso de ver tu nombre en todos lados.
Ni tu recuerdo allá donde miro.
Pues si busco tus ojos por ahí.
Me duele saber que los he perdido.
Porque ya no te encuentro por las calles.
Y en mis sueños ya no estás presente.
Ya no te oigo tras mi espalda.
Y cada vez estás menos en mi mente.
Lo que me asusta de todo esto no es olvidarte.
Sino que no quiero hacerlo.
Y lo que me gusta de esto no es no pensarte.
Porque quiero que seas mi sueño.
Y tal vez esto sea lo peor de todo. 
Que espero que te vayas.
Pero no quiero dejarte ir todavía.
Una cosa por adicción.
Y la otra por alivio.
Adicción a quererte.
Alivio de no tenerte.

Te quiero.

Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora