Capítulo 4

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Doce en punto marcaba mi reloj de pulso, tenía veinte minutos para ingerir algún alimento antes de comenzar la siguiente lección. Recorría los pasillos en dirección a la cafetería, la transición no resultaba sencilla pues escuchaba el cuchicheo de las chicas que caminaban a mi lado, no esperaba aquel incidente pudiera esparcirse tan rápido y mucho menos tuviera tanta relevancia. En cuanto su rostro llegó a mi mente recordé el texto, nada más terminar de leer y estaba por completo desconcertada. Pasaron mil motivos por mi cabeza del por qué envió un mensaje, pero todos ellos me dejaban más confusa e intranquila. Ya que no podía hacer mucho, decidí ignorarlo y continuar como si nunca hubiese sucedido, pero tal parecía que las demás no deseaban lo mismo.

En cuanto ingresé percibí aquel delicioso aroma, adoraba el sazón de la Sra. Kim, de pié frente al menú debatía entre Bibimbap y Tokbokki. Cuando por fin elegí, tomé asiento en la primer banca vacía que noté, cada bocado lo saboreaba adecuadamente después de todo aun contaba con tiempo.

Se trataba de un día normal, lo cual agradecía enormemente ¿Entonces, por qué me sentía inquieta?

─No es momento para esto -Reprendía en mi pensamiento-

Tomándome por sorpresa, el timbre del móvil marcaba un recordatorio

─¡Cierto! YeoHun -Cogí el móvil con intención de realizar una video llamada-

Dos minutos después fue imposible, un grupo de personas ingresaba tornando el antes silencio espacio en el centro de convivencia más solicitado. Le rodeaban haciendo un sinfín de preguntas y proporcionando obsequios, todo indicaba que fuese una celebridad, él solo sonreía y agradecía intentando ser amable al decirles que le permitieran un poco de espacio; en el fondo de tan brillante sonrisa se podía apreciar algo, sin estar excesivamente oculto, solo se necesitaba la persona adecuada para descifrarlo.

En cuanto nuestras miradas se cruzaron, lo supe, tristeza, anhelo e impotencia se leían a través de unos ojos marrones que pretendían seducción y arrogancia. No sería quien inició con el rechazo pues él aparto la mirada primero, acto seguido les dedicaba una última sonrisa mientras daba fin a su diálogo y caminaba en mi dirección.

─Aquí vamos de nuevo -pensaba-

Bien, adelanté un poco el pensamiento pero ¿qué debía imaginar cuando caminaba hacia mi sin apartar la vista?

Cuando estaba a punto de entrar en modo "defensivo" él, únicamente continuó su caminar, no giró ni dijo algo. Lo pensé por unos minutos y la conclusión fue, quizá estoy recuperando un poco de suerte. El anterior suceso era de muchas formas lo mejor que me pasó, si bien no tenía coherencia con el mensaje de la noche anterior me dio la certeza de no mantener interés de hablarme o acercarse, estaba en verdad alegre, no deseaba pasar por situaciones complicadas en este momento.

El murmullo ahora situado a mi lado derecho comenzaba a disolverse, pero en cuanto la segunda persona ingresaba, el alboroto iniciaba una vez más, ¿la diferencia? No solo las chicas a su alrededor charlaban animosas, todos en la cafetería susurraban acerca de él. Escuché su voz por segunda vez cuando les pidió siendo directo pero sin dejar la amabilidad que por favor le abandonaran un momento.

Llevaba mas de un mes en Corea y en ese lapso jamás había conocido a un chico del cual percibiera el atractivo necesario para interesarme, observándolo pensaba que no coincidía con el tipo de persona que alguna vez imaginé que me gustaría. Lucía más elegante, un tanto imponente, absolutamente misterioso, la mirada sin expresión y ni una sola pista de que pudiera sonreír en algún momento.

Tomaba el asiento a un lado de Geun Suk el nombre del idiota de acuerdo a su mensaje, llevaban a cabo una especie de saludo con la mano para después charlar cómodamente. En definitivo no era el momento para soñar despierta así que terminé mi platillo, coloqué el recipiente en su lugar y salí.

Sin tiempo suficiente dejé la llamada para otro momento.

La última actividad nos demoró por lo cual terminamos cuarenta minutos más tarde. Fuera del edificio el clima abrasador resultaba agotante, sosteniendo el bolso y lienzo caminé por un par de calles hasta abordar el bus. Bajé mucho antes de casa, realmente apetecía una deliciosa nieve de sabor, ya en la nevaría y con distintas y numerosas variedades no sabía por cual decidir, quizá iría por un combinado, me resultaba difícil hacer elecciones en cuanto a mis alimentos o postres favoritos.

─Me agrada el de fresa ¿A ti?

Su voz mé tomo desprevenida pero la conocía muy bien.

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