Una madrugada de 1916 los residentes neoyorkinos fueron despertados por un terrible bombardeo que desataría un verdadero infierno en la ciudad de los sueños en plena Primera Guerra Mundial. Jenny Lennox sabía perfectamente que el sonido de aquellas bombas, cayendo como una lluvia de muerte y fuego desde el cielo, no eran la mejor canción de cuna para arrullar a una recién nacida bebita pero esa era su realidad aquel 30 de Julio en el Hospital Materno de Brooklyn.
Las bombillas explotaron, la habitación se quedo en silencio mientras se escuchaba el primer clamor en el mundo de Avalon Acacia Domhnall en medio de aquel bombardeo apocalíptico que resultaba ser su nacimiento. Lo que se dice un presagio pues 25 años más tarde la desgracia de la propia Ava caería sobre la ciudad de Nueva York convertida en una potente bomba humana hecha de electricidad.
Aquella chica, de padre ausente y criada, junto a su hermano Jay, por su tía Mimí; aquella chica de la clase trabajadora tenía ya forjado un destino ineludible.
Pero no nos vayamos muy lejos, mejor regresemos de vuelta al pasado. Al lugar donde todo comenzó.
La casa donde vivió Ava mientras crecía formaba parte de una larga hilera de casas pareadas en Brooklyn. Era un barrio relativamente tranquilo de la época. La Primera Guerra Mundial había terminado y según los tabloides era una época especialmente buena para vivir.
Sábado 05 de Agosto de 1923.
Bucky y Ava tienen 8 años, y Steve 7.Una mañana la pequeña había salido al patio a jugar con sus muñecas, cuando de pronto un balón voló por los aires y aterrizo en su cabeza. Ava miro hacia el cielo ceñuda sin entender de donde había provenido el objeto y se froto la coronilla refunfuñando. En ese momento cuatro pares de ojos azules se asomaron por encima del tapial.
Fue una gran sorpresa para ella verlos en un primer momento pero al darse cuenta de que se trataba de dos niños su asombro fue rápidamente suplantado por pura curiosidad. De modo que los miró a ambos, detallando sus rostros de forma minuciosa: El primero tenía el cabello castaño medio escondido bajo una pequeña boina de cuero, y la cara sumamente sucia de polvo, como si hubiera sumergido el rostro en una chimenea y después se lo hubiera estrujado con las manos. El segundo niño, por otro lado, estaba más aseado pero estaba lleno de raspones y un moretón muy feo adornaba su ojo derecho. Tenía el cabello era dorado como el maíz.
— Hola — dijo Ava.
— Hola — saludo el castaño—. ¿Cómo te llamas?
— Avalon —respondió ella—. ¿Y tú?
— Bucky.
— ¡Oye, que nombre tan extraño! —exclamo la niña soltando una carcajada.
— No mucho más que Avalon —replicó Bucky de malagana, aunque sus mejillas se habían ruborizado ligeramente.
El amigo de Bucky río suavemente y oculto una sonrisa tras la pared de adobe ganándose un codazo del mayor.
— Por supuesto que no. —Respondió ella.
— Yo digo que sí.
—Bueno, al menos yo si me lavo la cara. —Repuso la niña sacándole la lengua en un gesto de inocencia infantil.
Bucky, quién ahora había trepado hasta la cima tapial, balanceo sus pies hasta dejarlos colgando dentro del Jardín de los Domhalll y observo a la pequeña con la malicia de un pequeño ladronzuelo.
— Bueno, al menos yo no soy una niña malcriada y berrinchuda. —Contraataco él.
— Bucky, ya basta —dijo su amigo tomándolo por el codo.
— No, espera Steve...
— Si, espera Steve —interrumpió Ava—. Aún no termino con él. ¿Quieres saber la verdadera diferencia entre tú y yo? Yo tengo educación, y tú no. Y veo que yo tengo clase, y tú para nada.
— Te crees la gran cosa. —replicó Bucky.
— Solo lo que soy. —Afirmo la pequeña cruzándose de brazos con suficiencia.
Bucky bufo y detrás de él Steve esbozo una sonrisa.
Así fue como conoció a Steve Rogers y Bucky Barnes. Y como era justo el inicio de las vacaciones de verano y ninguno iba a ir a la playa, se veían los tres casi todo los días sin falta.Sus encuentros empezaron, más que nada, debido a que de forma ocasional su balón volvía a caer en el jardín de Avalon. No obstante, con el pasar de los días se hizo cada vez más evidente que en vez de accidentes eran acciones premeditadas y pronto no hubo necesidad de acudir al balón como una excusa.
Era maravilloso todo lo que podías explorar y los mundos que podías conocer en el jardín de una casa.
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Electric | James Barnes.
Fanfic«Electric te sumerge en los primeros años del universo Marvel mostrándonos un lado que jamás conocimos. Esta es la verdadera historia».