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Tomó mi mano, me dedicó una sonrisa y me dirigió hacia un coche aparcado, un auténtico Audi R8, estaba impresionada, sin más que decir nos adentramos en el coche y empredimos un pequeño viaje.

《...》

En menos de media hora llegamos a una increíble mansión, lo único que pasaba por mi cabeza era si todos sus socios tenian tanto dinero. Si, lo sé, soy un poco imbecil.

Rubén tomó de mi mano, ayudandome a salir de coche, dentro había miles de chicas, estás estaban drogadas, atadas y lastimadas. Un escalofrío pasó por mi espalda al darme cuenta que había muchos hombres, muchos miraban con el ceño fruncido y otros con lujuria.

- Tranquila, no te harán nada. - Sus palabras salían con tanta tranquilidad que asustaba.

- ¿ Y como sabes eso?

- Porque aquí mando yo y si te tocan, créeme que no volverán con vida.

- ¿Ellas son vendidas?

- Si. - Su tono parecía molesto.

- ¿Me venderás? - Rogaba porque su respuesta fuera negativa.

- Por ahora no, pequeña. - Sentí un alivio al escuchar esas palabras.

Mi corazón se aceleró cuando ví que Rubén se alejaba de mi a paso rápido, caminé detrás de el hasta llegar a una puerta enorme, dos hombres la cubrían, apenas vieron a Rubén se hicieron a un lado. Dentro se encontraban tres señores de alrededor de cincuenta y sesenta años sentados en una gran mesa de negocios.

- Pequeña, toma asiento en aquella silla. - Dijo, mientras señalaba el otro lado de la mesa. Solo respondí asintiendo.

《...》

Por lo que había oído, los hombres fueron en busca de unas chicas.

- Rubén. - Su vista estaba posada en unos papeles.

-Dime.

-¿Puedo ir al baño? - Rápidamente aparto su mirada de los papeles y buscó la mía. Por unos segundos,  que parecieron eternos, se quedó pensando.

-Vale, segunda puerta del lado derecho, tienes cinco minutos.

Sali casi corriendo de aquella sala de negocios, en verdad estabas muy asustada, al salir vi que aquellos guardias no estaban más en su lugar, seguí a paso rápido hasta que vi una ventana completamente abierta, daba directamente al bosque. Me dirigí al baño rápidamente, me detuve en el espejo.

-Tienes una sola oportunidad, no la cagues. - Me eché agua en la cara, me saqué los tacos y me dirigí hacia la ventana, no habia nadie alrededor.

Rápidamente empecé a correr como nunca en mi vida lo había hecho, mis nervios aumentaban un cien por cien con cada paso que daba, no tan lejos de mi se escuchaba como Rubén gritaba mi nombre.

Corría lo mejor que podía.
Creía que en cualquier momento caería y me atraparía.
No quería caer en sus brazos, no de nuevo.
Acabo de cometer un error y fue parar a respirar.
Me alcanzó.
Me agarró.
Me drogó.
Vi todo negro.
Y pensé que había muerto.

《...》

Desperté en mi cama, todos los recuerdos volvieron, realmente tenía mucho miedo, Rubén me había alcanzado. Se escucharon unos pasos provenientes del pasillo, cuando escuche como abrían la puerta, cerré mis ojos.

- Levántate. - Abrí mis ojos lentamente, su mirada no se apartaba de la mia, realmente estaba lleno de ira.

- ¿¡Acaso estás loca!? ¿¡Quien mierda te crees que eres para salir huyendo de esa manera!? - Su mano se encontraba en mi brazo y no paraba de apretarlo.

Y en ese momento me arrojó contra el piso, me golpeó una y otra vez, cada vez tenía más miedo, de su boca salían miles de insultos, la mayoría no los entendía ya que estaba perdiendo la conciencia. Me golpeaba cada vez más fuerte, comenzó a patear mi estómago, sin poder evitarlo empecé a escupir sangre.
Me siguió golpeando pero cada vez estaba más inconsciente, poco a poco iba cerrando mis ojos, ya no podía escuchar, lo último que vi, fue a él  dándome un puño en mi cara.

¿Alguna vez escucharon esa teoría de que cuando morimos vemos una película de nuestra vida?  Bueno, comenzaron a pasar miles de imágenes de cuando era una niña pequeña hasta dos días antes de nuetro viaje a España con Sofi, la extrañaba tanto.

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Editado 2018 ♡

Secuestrada | Rubius y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora