Capítulo 8. La oportunidad perfecta.

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   Había pasado ya una semana desde que volví a ver a Aaron, y ninguno parecía acordase ya del incidente en el nave. Excepto Rachel, claro, que seguía murmurando de vez en cuando cosas como que estábamos perdiendo facultades en el sagrado arte de la venganza. 

   Ni siquiera Matt había vuelto a preguntarme nada, de hecho, casi no habíamos hablado desde entonces. Las cosas entre nosotros habían estado extrañas, inclusos tensas, pero ninguno daríamos el primer paso para arreglarlas, éramos igual de cabezotas y testarudos.

   Pero bueno, hablando de cosas más alegres, hoy por fin es el día de la Evaluación. Ya sabéis, ese día del mes en que nos enfrentamos a los de la Academia Stinson en la Arena. Sin límites ni condiciones, teníamos que darlo todo.  Algo que, por supuesto, a todos nos encantaba. Por lo general no solían enfrentarnos entre los de la misma Academia, y las parejas estaban hechas midiendo ciertos parámetros para que las peleas fuesen justas. 

   Solo había una regla: cuando la sonaba el enfrentamiento había concluido. No iba por tiempo, simplemente desde la sala de observación determinaban después de un tiempo nuestros puntos y quién sería el ganador dependiendo de éstos.

   Nunca había pasado nada, por supuesto. Nada grave al menos. Una vez, una chica de Stinson se rompió una pierna cuando Adam, de nuestra academia, creó un pequeño terremoto y rompió el suelo por done cayó la chica. Como dije, nada especialmente grave.

   Cuando algo nos pasaba nos llevaban al la enfermería, una amplia habitación con camillas donde médicos especiales del gobiernos nos curaban. A mi nunca me había pasado nada, pero en una ocasión, durante una lucha en grupo, me había tocado con Matt, y Kenneth, que estaba en el otro equipo, me lanzó una piedra directa a la cabeza —por mucho que él diga que fue un accidente— , ,att se interpuso y le acabé acompañando a la enfermería. Estuvo tres semanas con el brazo el cabestrillo. 

   Hasta que no llegábamos allí y mirábamos las enormes pantallas de la recepción no sabíamos con quien nos íbamos a medir. Ni siquiera Anastasia lo sabía. O si lo sabía no nos lo quería decir, claro. 

   Estamos a punto de llegar y deseaba con todas mis fuerzas que me tocase contra alguno de los idiotas. Con cualquiera. Bueno, con cualquiera excepto Theodore. Había algunos poderes, como el suyo, que no podían usarse en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, por lo que los que entraban en esa categoría estaban excluidos de pelear. Iban a la Arena igualmente, pro se quedaban en la recepción con todos los demás, viendo la pelea desde unas enormes pantallas que mostraban todo desde varios ángulos, hasta la fuerza de los ataques realizados. 

   — Te ha tocado contra Jay. — Bajamos del coche cuando Matt me susurró al oído—Sois los quintos.

   — ¿Cómo...? — Ni siquiera acabé la pregunta cuando siguió hablando.

   — Está preocupado por que te quieras vengar por lo del otro día... Aprovéchalo. 

   —Gra...— Iba a agradecérselo, pero Matt ya estaba caminando hacia la entrada—...cias. 

   Esta había sido la primera conversación que teníamos en dos días, y ni siquiera me había dejado terminar una frase. Estupendo. 

   Apenas pensé en si sabría ya quién le había tocado a él... Tampoco importaba mucho, ganaría igualmente. Lo de Jay, en cambio, era más interesante. ¿Pensaba que me iba a vengar? Entonces iba a ser una pelea entretenida. 

   La recepción estaba abarrotada de gente. Profesores y alumnos se agolpaban cerca de las pantallas, alegrándose o maldiciendo cuando veían contra quién tendrían que medirse allí dentro. Por el rabillo del ojo vi a los cuatro idiotas algo apartados de los demás, mirando al resto con cierta indiferencia y superioridad. 

   Me concentré en las pantallas, fingiendo buscar mi nombre en ellas. Cuando lo vi junto al de Jay no pude evitar sonreír con malicia y girarme hacia él. Como esperaba, me estaba mirando , y hasta desde donde me encontraba pudo notar cómo se tensó al instante. Ruby, a su lado, me lanzó una mirada envenenada, parecía más molesta que de costumbre, y Kenneth me devolvió la sonrisa para a continuación lanzarme un beso. 

   Solo cuando ya me había girado buscando a mis amigos, me di cuenta de que Theodore era el único que había estado ausente, tocando coas en su extraño aparato del brazo. Como siempre, en realidad pensé encogiéndome mentalmente de hombros. 

   Al otro lado de la enorme sala vi a mis amigos, pero cobre todo vi a Rachel pegando saltitos de alegría.

   — ¡Venganza! ¡Venganza! —Rachel seguía dando saltos cuando llegué. Por la mirada asesina de David llevaba haciéndolo ya un buen rato. 

   —¿Pero qué pasa?— Según me vio Rachel vino corriendo hacia mi y, cogiéndome de los hombros, comenzó a zarandearme. 

   — ¡Pelearé contra Ruby! ¡Y tú contra Jay! ¡Esto es perfecto! ¡Por fin podremos vengarnos! — Me agarró esta vez del codo para arrastrarme unos metros hasta David y Matt.— Ya sé que no querías pero... Esta es la oportunidad perfecta.

   Miré un momento a Matt que asintió suavemente con la cabeza y sonreí con malicia. 

   — La venganza se sirve en plato frío* chicos. 


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   Hasta aquí el capítulo de hoy, ¡espero que os haya gustado! Dentro de muuuy muy poco subiré el siguiente, La Arena, donde Crystal y Jay se verán por fin las caras. 

    Siento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero he tenido problemas personales y no he tenido tiempo :(

   Ya sabéis, vota o comenta si te ha gustado y ¡nos leemos en el próximo!

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2017 ⏰

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