Creciendo sin ti

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Era una mañana fría de invierno.
El viento soplaba fuerte y cruel llegando hasta la médula de mi cuerpo.
Era extraño, a pesar de todo eso estaba feliz.
Había matices de nostalgia apegados en el aura del lugar deslizándose sobre la mirada de mi amada y de la mía.

Dulce y suave tacto resbalando por mi espina dorsal, al ritmo de nuestros labios. Dejando todo en un beso, dejando el alma en el cielo y el corazón en cada caricia; y de pronto, todo terminó.

Regrese como una persona nefelibata, creyendo ilusamente que tal vez ella pudiese regresar, pero eso jamás pasó. Mis días se perdían con cada atardecer, se nos rompió el nudo, qué pena. Ya no hay ni amor ni olvido para mí, y todo se deshace con tu esencia.

Laberinto insoportable de tristezas, inéditos mundos grises, mañanas sin vida y yo más solo que la luna.

Sé que no quieres volver, lo sé querida, lo sé. Y yo estaré esperando tu regreso, curando todas las cicatrices que se fueron tatuando en tus arterias desde el comienzo.

Y ahí estaré, en el alba cuando las luces tocan la tierra. Siempre contigo marcando matices de nostalgia para siempre, estaré presente en cada compás de tu canción favorita, estaré en la morfología de tu espalda, en el dulce tacto de tus dedos. Aprendiendo un poco más todo los días del olvido, aprendiendo con la luna cómo vivir cada momento efímero y eterno a la vez, lejos de ti.

Fotografía: Mike Kniec

La Poesía De Mis ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora