Five

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-Qué le hiciste al bastardo de Christian?

Estaba sentada en mi oficina revisando papeleo mientras Aaron revisa su móvil.

Mi oficina esta bañada por la luz del sol, ya me ocupe del problema con Christian, ahora tengo otras cosas que solucionar y Aaron no deja de fastidiar. 

Su obsesión por entrenarme me hace sentir como un proyecto de ciencias, pero tengo que estar lista para lo que viene, presiento que sera algo malo. 

tomo un par de carpetas que deje sobre el escritorio y las guardo en el primer cajón bajo una llave que cuelgo en mi cuello.

-No lo mate, si es eso lo que te preguntas, deje ir a su hija.

Me pongo de pie y camino a la ventana para observar el árbol con flores rosas que se encuentra justo al alcance de mi mano.

-¿Qué? estás siendo misericordiosa. 

-Le corte los dedos de la mano derecha, su hija tiene tres días para traerme el dinero, o los mato a ambos...bueno tu lo harás.

Aaron dejo lo que estaba haciendo para sonreír de una forma extraña

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Aaron dejo lo que estaba haciendo para sonreír de una forma extraña.

-Te gusta verme como el chico malo, no es así?.- sonrió más aún.

Se levantó de su asiento y camino a mí.

Siempre vestía similar; chaqueta de cuero, jeans, botas de cuero y una camisa negra. No niego que se ve de maravilla. Aaron es ocho años mayor que yo, hay veces que puede ser una molestia en el trasero, pero estoy segura de que daría la vida por mí, siento seguridad junto a él...es como un hermano mayor.

Con mis manos al borde del marco de la ventana, me apoyé un poco para observar un poco más de cerca el árbol, me incliné un poco y de inmediato sentí la cálida brisa de la primavera, ya estaba por llegar.

-Te queda bien el papel.

Las manos de Aaron estaban a un lado de las mías en la ventana. Cuando me enderecé él estaba tan cerca que mi espalda inevitablemente chocó con su pecho.

Mis ojos se cerraron un poco cuando sentí la cercanía de sus labios en mi cuello.

-Me queda bien o te gusta?

Me enderecé y un escalofrío recorrió mi espalda cuando se apegó un poco más. Me giré en el poco espacio que me dejaban sus brazos quedando cara a cara. Su rostro tenía pegada esa sonrisa de idiota que puede poner nerviosa a cualquier chica.

-Soy una perra con todo el mundo, excepto contigo...no me hagas cambiar de opinión.

Mis ojos viajaron de sus ojos a sus labios.

Rayos!

-Cómo diga, jefa.-Me guiño el ojo.

Se dio media vuelta y camino a la puerta de salida

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Se dio media vuelta y camino a la puerta de salida.

-A dónde vas?.

Mi voz salio tan apresurada que quise abofetearme en ese mismo instante. No confundiré el cariño que le tengo a Aaron con otra cosa, lo echaría a perder todo y mi corazón ya esta bastante echo mierda para que funcione otra vez.

Se dio media vuelta con la misma sonrisa pegada a la cara. Tal vez si le tiro mi tacón se le borre. Camino unos pasos para acercarse y besó mi mejilla.

-Tranquila, nos vemos en cinco en el gimnasio.

Sin darme tiempo para protestar salio de mi oficina dejándome totalmente desesperada, enojada y con ganas de patearle el trasero por ponerme en estas circunstancias. Gilipollas.

Camine a mi despacho y de un armario saqué todo lo que necesitaba para cambiarme e ir a entrenar.

El gimnasio le pertenece al edificio, es grande y moderno, esta lleno de hombres, soy la única chica. A Aaron no le gusta que entrene sola, solo cuando tiene cosas importantes que hacer cede a dejarme por mi cuenta unas horas, pero lo cierto es que aquí nadie se atreve a tocarme un pelo, y esos es porque conocían a mi padre, Aaron los mataría y bueno la verdad es que soy la nueva jefa y soy una perra sin compasión y no me importa una mierda, puedo golpear el culo de cualquiera aquí, tengo mis trucos y es la única forma de liberarme de esta ira.

Le he partido el culo ya a diez hombres en las pruebas que me hace Aaron, me siento muy orgullosa de eso. 

La forma en que me entrena es sumamente acorde a mi tipo de cuerpo, siempre uso los codos y las rodillas, y la fuerza la he ido desarrollando de a poco. Y también fue él quien me regalo los anillos que uso para partir la cara de las personas.

-Vaya dos minutos tarde.

Aaron estaba golpeando un saco de boxeo...sin camisa.

-Quieres ponerte algo?

Tome mi pierna y la flexione hasta mi trasero.

-Acaso no te gusta ver el show en primera fila?

-No gracias, no estoy de humor hoy.- Reí.

-Y estas de humor para salir esta noche?...ya sabes, tu y yo.

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No Te Metas Con RubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora