CAP 3

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Siempre me he preguntado qué aspecto tienen mis sueños en papel, en cifras. Alguien lo sabe en algún lugar , pero yo no. Me arranco los identificadores de sueños de mi piel, teniendo cuidado de no tirar con mucha fuerza para no arrastrar demasiado por un lado, detrás de mi oreja. La piel es frágil y siempre está duele al retirar y apartar el disco, especialmente si un mechón de pelo o dos se ve atrapado en el adhesivo de la etiqueta. Me alegro de que mi turno haya terminado, y volví a poner el equipo de nuevo en su caja. Es para el turno de Bram que le tocara esta noche. No sueño con Xander. Y no sé por qué. Pero me dormí hasta tarde, y voy a llegar tarde al trabajo si no me doy prisa. Mientras camino a la cocina, llevando mi ropa de la noche anterior, veo que mi madre ya ha repartido los alimentos del desayuno. Harina de avena y azúcar moreno como era de esperar. Comemos por salud y rendimiento, no por el sabor.Las fiestas y celebraciones son excepciones. Dado que las calorías se habían moderado durante toda la semana pasada, la noche en el Banquete podríamos comer de todo frente a nosotros sin un impacto significativo. 

Bram me sonríe  traviesamente, todavía llevando su pijama.

 ―Así que ―dice, empujando una última cucharada de harina de avena en su boca―, ¿te has quedado dormida hasta tarde porque estabas soñando con Xander? 

No quiero que él sepa lo cerca que está de la verdad, que a pesar de que no soñaba con Xander, y lo deseaba.

 ―No ―digo―, y ¿no deberías estar preocupado por llegar a tiempo a la escuela?―Bram es bastante joven por lo que todavía tiene que ir a la escuela en lugar de trabajar los sábados, y si no se va, va a llegar tarde. Una vez más. Yo espero que él no venga con una nota.

―Bram―dice mi madre―, ve a quitarte el pijama, por favor. —Ella dará un gran suspiro de alivio cuando él vaya a la Escuela Secundaría dónde la hora de inicio es media hora más tarde.

 Cuando Bram camina desgarbado fuera del cuarto, mi madre echa una ojeada mi vestido y sosteniéndolo dice:

 ―Parecías tan hermosa la noche anterior. No me gusta tener que regresarlo. Ambas echamos una mirada al vestido por un momento. Admiro la manera que el tejido captura la luz y la refleja, casi como si la luz y la tela fueran seres vivos. 

Los dos suspiramos exactamente al mismo tiempo y mi madre se ríe. Me da un beso en la mejilla.

 ―Ellos enviaran un pequeño pedazo de tela, ¿recuerdas?―dice, y yo asiento.

 Cada vestido está diseñado con un panel interior que se puede cortarse en retales, uno para cada chica que lleva el vestido. Un pedazo, junto con la caja color de plata que contenía mis microtarjeta, serán los recuerdos de mi Emparejamiento.

 Pero aún así. Nunca veré este vestido, mi vestido verde, de nuevo. Lo supe desde el momento en que lo vi, que lo quería

 Cuando hice mi selección, la mujer del centro de distribución de ropa sonrió después de que marcara el número setenta y tres en el ordenador.

 ―Ése era el que tenías má probabilidades de elegir ―dijo―. Tus datos personales así lo indicaban, al igual que tu psicología general.

 Has escogido las cosas como se hacía en el pasado, y a las chicas les gustaban sus vestidos para resaltar sus ojos. 

Sonreí y observé como ella envió a su asistente a la parte posterior para recuperar el vestido. Cuando me lo probé, vi que ella tenía razón. El vestido era para mí. El dobladillo caía perfectamente, la curva en la cintura exactamente la cantidad correcta. Me volví frente al espejo, admirándome a mí misma. La mujer me dijo: 

―Hasta ahora,usted es la única chica que lleva este vestido en el Banquete de Emparejamiento este mes. El vestido más popular es uno de los vestidos de rosa, el número veinte y dos. 

Juntos(Ally Condie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora