CAPITULO I

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El ambiente era alegre, todos estaban celebrando, chocando copas con vino y música a todo volumen. Examinaba los rostros que estaban en la sala y habían unas personas a las que no conocía. Estaba en lo que se suponía era mi casa pues escucho que llaman a la puerta y luego una voz que me es familiar, es mamá.

-Kate- dice ella. ¿Qué estás haciendo ahí de pie? Abre la puerta, llegaron más invitados.
La verdad no recordaba que hubiera invitado a tantas personas o siquiera conocerlas. En fin, es mi casa así que debo atender. Al dirigirme a la puerta me tambaleo y siento que estoy a punto de caer y ser recibida forzosamente por el suelo, pero una mano me sujeta y me sirve de apoyo. Volteo y un jóven que, a juzgar por su atuendo es mesero, es quien me ayudó.
-Gracias- digo.
Sonríe y se va, en ese momento pienso, ¿qué función tiene un mesero en una casa? Esto es raro.
Me tomo un buen tiempo para encontrar la puerta y lo logro, la abro y veo dos chicas bastante elegantes, una de ellas es rubia, de estatura baja me saluda primero.
-Katherine, feliz cumpleaños-
Debo ser amable y le respondo con un "gracias". ¿Estoy cumpliendo años? Esto no me lo esperaba. La chica rubia estaba con otra chica que iba muy elegante, era morena, de mediana estatura. Ella también me saluda.
-Eee... Pasen...- digo, titubeando.
Con ellas viene un chico, también tiene un traje elegante y él trae un regalo consigo.
-Ey, ahí está la cumpleañera, te ves increible con ese vestido- dice él.
¿Un vestido?, ni en mil años. Pero es cierto, me observo en un espejo que hay detrás de la puerta, no me reconozco a mi misma y menos usando estos tacones descomunalmente altos. Eso explica por qué perdí el equilibrio hace unos momentos. ¿Me los habré puesto en mi sano juicio? Lo dudo.
-Mira- dice entregandome el regalo-. Sé que dijiste que no querías regalos, pero éste es de parte de todo el grupo, espero que no te importe, fué idea de Génesis.-
Mientras dice esto último la chica morena voltea y sonríe. Luego un poco desconcertada recibo el regalo, doy las gracias, alguien llama al chico por el nombre de Cristian. No me suena familiar.
Después de un rato, se dirige al patio con las demás personas. Debía averiguar qué estaba pasando, quiénes eran ellos, por qué no recordaba nada y lo más importante: por qué me había puesto ese estúpido vestido.

-Hija, ven a la terraza, quiero que veas algo-. Escucho la voz algo lejana de mi mamá, no tengo idea dónde es la terraza pero sigo la voz de mi mamá arriba de unas escaleras en forma de caracol, se ve bastante alto, así que me quito los tacones. Subo cuidadosamente mientras observo las pinturas y fotografías que hay colgados a los lados de la escalera, de manera que pudiera encontrar algo como una pista pero no sé exactamente qué. Las imágenes no se graban en mi memoria por alguna razón, estoy cansada porque estas escaleras dan con el segundo piso, un tercero y al fin una puerta que espero, dé a la terraza. Abro la puerta y por suerte allí es, pero es techada y las luces están apagadas y busco el interruptor con cuidado, pero percibo ruidos, pasos, movimiento, y me altero, comienzo a buscar frenéticamente y oigo un clic, veo que la luz se enciende. Los invitados que estaban en el patio hace un momento, incluyendo a Génesis, la chica rubia, Cristian y otro chico que está con ellos llamado David. Los invitados gritan SORPRESA mientras se acercan a felicitarme por mi cumpleaños. Todos tomaban asiento en una gran mesa con comida, flores y un pastel de tres pisos, aquí todo se hace a lo grande.
-Ven Kate, siéntate aquí- dice la chica rubia.
-Está bien- dijo Génesis. Dejala Angie, ella sabe que hay una silla aquí.
La verdad no quiero sentarme pero ellas se ven muy insistentes, así que tomo asiento al lado de Génesis y mi mamá. Todos los invitados comienzan a dar unas palabras de agradecimiento por la invitación, felicitaciones, etc. Me sorprende conocer a tanta gente y su gran mayoría adultos, supongo que mamá los invitó. Ella se puso de pie y golpeteó suavemente la copa que sostenía en su mano, el tintineo capta la atención de los allí presentes.
-Yo quiero hacer un brindis por mi hija, quien a pesar de todo lo que sucedió este año y por las dificultades que pasamos, de lo cual la mayoría de ustedes han sido participes. Aquí está, la verdad me alegra mucho tenerla aquí conmigo, hija- se dirige a mí. Espero que podamos seguir celebrando tus cumpleaños durante mucho tiempo. Así que brindemos por poder celebrar tus 18 años.-
El mesero que ví en el patio destapa una botella de champaña, suena el corcho de la botella al salir disparado al techo y caer al suelo. En ese momento todos se alegraron, la música elevó su volumen nuevamente y todos beben sus copas. Intento relajarme y levanto mi copa, la bebo pero aún mis sentidos están alertas. Creo oír algo, golpeteos, voces ajenas a las que se encuentran en la fiesta, creí que era el efecto del alcohol en mi sistema nervioso, me parece escuchar... ¿Helicópteros?

Para Nunca Olvidar Y Jamás RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora