Capítulo VI. El Futuro.

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Después de los momentos vividos, tenía mucho que pensar, pero para eso había tiempo, se acostó disfrutando de los recuerdos que todavía se encontraban a flor de piel y así durmió plácidamente con la esperanza de soñar con las sensaciones que todavía se conservaban en su mente.

En los días posteriores solo la memoria le llevaban al momento cuando se amaban pero la razón la volvía al presente

El hablar de sus sentimientos en sus encuentros, no eran sus fuertes, solo aprovechaban el momento cuando estaban juntos para darse el placer que ellos querían y ansiaban. Hablar de eso lo hacían cuando chateaban o por mensajes.

Después de este último encuentro ella no sabía que él iba a decidir. Penelope pensaba que era la relación ideal, sin ataduras, sin responsabilidades y hasta sin fidelidad, lo malo de todo esto era que había pasado un largo lapso de tiempo entre sus dos encuentros pero en realidad no le importaba.

Él poco hablaba de su vida y a ella poco le interesaba, ellos eran libres de hacer con sus vidas lo que quisieran, ya que no existía ataduras ni responsabilidades, solo el deseo de estar juntos.

Para ella, él no solo era su amante, era su amigo y confidente. Quien dijo que los grandes amigos no podían tener sexo y comerse con ganas?. Pues esta era la prueba fehaciente que si podían, lo quería, lo necesitaba como amigo y lo deseaba como amante.

La verdad que para ella enamorarse, querer y amar eran cosas diferentes. Enamorarse era tener una relación de pareja donde se quiere estar con alguien todo el tiempo, donde hay ataduras sentimentales donde desea que tu pareja solo sea tuya. Querer, se quiere a la gente que está o no contigo, que este lejos o cerca, que disfruta de su compañía y el amar era lo más grande, amas a tu padres, a tus hijos y a tu familia que pase lo que pase siempre estarás para ellos. Por eso sabía que quería a ese hombre.

No sabía si en un futuro estarían juntos, pero sí que deseaba volver a verlo.

Antes de esa aventura, ella creía que el papel de AMANTE era lo peor, ya que había sufrido por eso pero sabía que siempre existirían en la vida de un hombre y ahora era una de ellas, ya que ese macho con quien soñaba tenía su familia. Lo único que si no haría es que la pareja de él se enterara, por lo tanto la frecuencias de sus encuentros tenían que ser distanciados y con cautela.

Ella era su amante, no tenía hombre en su vida, podría acaso llegar a tener una dualidad de vida? Es decir, dos amantes? Hasta el momento pensaba que no, pero últimamente ya no estaba segura de nada por todo lo que había vivido con ese hombre.

Se había dado cuenta que cuando una pareja no está ya enamorada y crece en ellos un querer podía haber alguien más, que esa relación pierde el encanto que lo prohibido llama a la tentación que lo escondido sube la adrenalina y que más se hace intenso el placer.

Después de todo lo que había pasado tenía que quedar atrás todo lo malo, dándole paso a lo bueno en su vida, incluso los errores y sufrimientos que a veces le damos demasiada importancia como al pasado y lo convertimos en nuestro eterno presente.

El amor, la alegría, los deseos de vivir hay que tenerlos siempre presente dejando definitivamente atrás el dolor, amarnos más a nosotras mismas, lo suficiente como para no permitir que sigamos encerradas en esos barrotes del pasado.

Ahora pensaba que si hay lugar para que llegue la persona adecuada a nuestras vidas, hay lugar para esos deseos de ser amadas.

Penelope quizás no había encontrado la felicidad completa, para ella ya no existiría pero si disfrutar lo que tenía, su madre, sus hijos, sus nietos y su amante, durara el tiempo que durara. No podía predecir el destino, pero lo que si podía predecir era su actitud delante de la vida.

Todavía le quedaba mucho por vivir, conocer y descubrir. Cuando se cierra una puerta, otra se abre.

Nunca Juan José y ella habían hablado de un futuro y ahora ella no lo iba a ser.

Esta no es una historia que termina " vivirán juntos y felices para siempre o para que toda la vida" pero si una que hizo renacer la flor de una mujer que se dio cuenta que ella era importante y que no tenía que abandonar sus instintos de mujer, solo renunciaría a ellas cuando su cuerpo así lo deseara.

La historia de Juan José y Penelope no termina aquí siempre serian amigos y para ella su confidente. En lo que se refiere a ser amantes, el tiempo lo diría, quizás sus cuerpos así lo exigieran o tomarían rumbos distintos.

Él solo siempre lo que expresó fue su deseo sexual hacia ella, no hablaba de lo que sentía y no se lo iba a preguntar, si algún día él quería revelarse a ella lo haría. Y ella lo que deseaba era solo momentos de su vida y su cuerpo, lo demás no le importaba.

Mientras eso ocurriera o no, Penelope seguiría viviendo sus días normales.

El destino de la pareja lo escribiría los pasos de la vida que iban haciendo historias.

Lo que si ahora estaba segura es que Nunca es Tarde para vivir bellos momentos y volver a ser mujer.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2017 ⏰

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