Capítulo V: Hogar.

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Me despegué vagamente de la cama, caminé a través de la habitación hasta el baño, un pequeño cubículo que por puerta llevaba una cortina, probablemente por seguridad, todas las piezas eran blancas y el suelo era un material que evitaba que te deslizaras, contaba con una ducha corriente, la única diferencia era que había un lugar para sentarse. Me deshice de mi ropa y la doblé dejandola sobre el lavamanos, en la ducha sólo había un grifo, lo abrí y el agua era tibia, sin opción de regularla, me senté en el pequeño borde que sobresalía de la pared y dejé que el agua cayera sobre mi, noté que junto al marco de la puerta también había un botón de emergencia, rojo, intacto.

Al cabo de unos minutos, cerré el grifo y tomé una de las toallas que estaban apiladas sobre una tabla en la pared y me envolví en ella, salí del baño dirigiendome hacia donde me habían indicado que se encontraba la ropa.

Me sumergí en ropa interior nueva y un conjunto de dos piezas rosa palo, consistía en un pantalón recto con bolsillos a los lados y una camisa de botones que me quedaba holgada, un par de calcetines y en vez de los horribles zapatos marrones decidí quedarme con mis antigüas botas. Me sequé el cabello con la toalla y deshice los nudos con los dedos, luego dejé la toalla sobre mis hombros y me dispuse a leer el pequeño folleto con la leyenda "Normas de convivencia"  que estaba lleno de ilustraciones en colores opacos con pequeñas descripciones como: "no discutir", "no hurtar". Incluía además un horario de las comidas, actividades y la hora/día de visita. Pensé en las personas que podrían venir, ¿mamá? Estaba demasiado confundida para venir, ¿mis amigas? No lo creo, ¿familia? No tenía, o no la conocía en todo caso, mi única familia siempre fue mi madre.

Escuché golpes en la puerta, dejé el folleto sobre la cama, junto con la toalla que antes descansaba sobre mis hombros y caminé hasta la puerta, consiguiendo a Melody detrás.

—¿Ya estás lista?— asentí con la cabeza, saliendo de la habitación.

Caminamos de regreso a la sala común, un salón extenso con sillones y mesas, música clásica a un volúmen muy bajo, en él los internos conversaban, algunos jugaban juegos de mesa infantiles y otros sólo observaban la escena ensimismados, perdidos.

Melody se aclaró la garganta, llamando la atención de todos y con un ademán indicó que se acercaran, algunos me recorrían con la mirada, extrañados, yo permanecía de pie, en silencio.

—Buenas tardes, ellá es Margaret y será su nueva compañera, espero sea tratada de forma cordial.

Todas las personas presentes se alejaron y regresaron a sus antigüas ocupaciones tan pronto como dejó de hablar, exceptuando a una mujer de muy baja estatura, que descaradamente me clavó los ojos encima, Melody guardó las manos en los bolsillos de su delantal y atravesó la sala, dejándome sola y desamparada.

La mujer se acercó con pasos violentos hacia mi y luego de olfatearme huyó hacia algún lado de la habitación que no tenía ganas de descubrir.

Se me acercó entonces una anciana de rasgos exóticos, su cabello grisáceo caía lacio sobre su espalda, tenía el rostro invadido de lunares que desaparecían entre sus arrugas, uno de sus ojos estaba perdido por catarátas y el otro, moteado estaba sobre mi. Su conjunto resaltaba sobre el de todos, pues estaba completamente lleno de pintura, paisajes, flores, rostros, su conjunto era asombroso, una obra de arte.

—¡Mira nada más, que jovencita tan encantadora! Bienvenida Margo, ¿puedo llamarte así? Yo me llamo Azalea.

Asentí mientras sonreía, no tenia muchas ganas de responder o de hablar siquiera. Azalea me tomó del antebrazo y comenzó a caminar por la habitación, seguida de mi. Me presentó a todos los presentes, Daniel fue un psiquiatra que terminó en la misma situación que sus pacientes, Dalíla era una religiosa de la iglesia, hasta el punto que de un día para otro enloquecio, proclamandose la nueva virgen, Myrtha era la mujer de antes, no tenía muy buena reputación.

Nos sentamos en un mullido sofá azul marino, Azalea me hacía conversación muy animadamente, no prestaba demasiada atención, mi mirada recorría el salón, observaba con curiosidad lo que hacían los demás, por ejemplo, habia un circulo de personas sentadas en el suelo jugando con las manos, como niños, otros resolvían extrañas operaciones algebráicas a toda velocidad en una pizarra vieja, la gran mayoria estaba en algún grupo, excepto un hombre de mediana edad con el cabello rubio, que dibujaba en un cuaderno sentado a un lado de la ventana, Melody estaba sentada frente a él y le observaba en silencio, me pregunté qué clase de desorden tenía, lo que me hizo preguntarme lo mismo sobre Azalea y los demás.

El respectivo chirrido de la puerta hizo que todos voltearan la cabeza, incluída yo. Una enfermera corpulenta se acercaba empujando un carrito de metal, lleno de vasos de café pequeños, el salón quedó en silencio total, exceptuando a una mujer que cantaba de forma desagradable. Al acercarse más noté que los vasos contenían píldoras de distintos colores y tamaños.
Comenzaron a acercarse desganados, tomaban un vaso, ingerían las pildoras y lo volvían a dejar en la superficie, mi corazón comenzó a acelerarse, yo también tendría que tomar uno. Azalea se levantó y me dirigió la mirada esperando a que yo hiciese lo mismo, me levanté dudosamente y nos acercamos junto a otros pacientes.

La fila avanzaba rapidamente, toman, tragan y dejan, toman tragan y dejan, toman, tragan y dejan, era mi turno, tomé un vaso y evalué las pastillas, eran enormes, no sé cómo podían tomarlas sin agua, tampoco las podía reconocer como algo que alguna vez haya tomado.

—Estás tardando mucho.—gruño la enfermera.

Me llevé el vaso a la boca, tomé las pastillas y me retiré despues de dejar el vaso de nuevo, las pastillas comenzaban a deshacerse en mi lengua, sabían asqueroso, caminé hacia un lugar en el que nadie me viera y las devolví en mi mano, luego las arrojé al suelo y pisé para destruirlas por completo.

Desde mi escondite pude notar como Melody vaciaba uno de los vasos en los bolsillos de su delantal, a escondidas.

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⏰ Last updated: Jul 28, 2016 ⏰

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Margo tiene la culpaWhere stories live. Discover now