•~#Capitulo 33#~•

120 6 5
                                    

Caminaba por la acera a una lentitud que a cualquiera irritaría. Llueve. Una cálida lluvia de primavera. Cada paso que daba caían sobre mi cientos de gotas, empapándome aún más.

Estoy en una zona donde todas las casas tienen un jardín. Algunos tienen jugos para niños. Otros tienen diversas variedades plantas. Y unos cuantos tenían su jardín vacío con unos cuantos nomos. El aire está impregnado de un aroma particular; tierra mojada. Unos de mis aromas favoritos.

Minutos después llegue a mi casa. Abrí con mi juego de llaves. Entre y cerré al instante, al momento pude oír el sonido de la aspiradora en el segundo piso; mi madre limpiaba, eso era un echo. Camine hasta la cocina, me acerque al refrigerador y lo abrí. El interior del electrodoméstico contenía diferentes verduras, dos cajas de leche, un tooper con lasaña adentro. Nada que me apeteciera. Cerré y esta vez abrí la nevera. Había un par de botes de helado -estos yo los compre, claro. Si no, mis padres no los comprarían ni por error- saque un bote al azar. Y cerré. Fui a la alacena y saque un empaque de galletas y el bote de nutella -que estaba casi por acabarse- todo en realidad lo eh comprado yo, gracias al dinero de mi trabajo. Por último tome una manzana.

Mire hacia la entrada de la cocina y pude notar un pequeño camino de agua. No me interesó en lo más mínimo limpiar y subí a mi habitación. El camino fue algo irritante, mis zapatos estaban inundados y emitían un sonido raro, como cuando pisas un charco de agua. Mi ropa tampoco se quedó atrás, crujía cada que me movía. Al llegar a mi habitación puse la comida sobre el tocador por el momento.

Puse mis libros -que no eran muchos- sobre mi cama, estos de milagro resultaron intactos. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de mi mochila, la cual estaba casi igual de empapada que yo. Arroje la mochila al piso cerca de la puerta del baño.

Cerré las cortinas de la ventana para después quitar mi blusa blanca que era casi como una segunda piel. Esta ya trasparentaba mi brassier, para mi buena suerte mi cabello es lo bastante largo como para cubrir mi pecho y no se notaba, al menos hasta ahora. Me deshice de mis pantalones y mis zapatos, deje todo junto a la mochila. Pase rápidamente a mis cajones para sacar lo que me podría, ahora que estaba casi sin ropa pude sentir bastante frío.

Corrí literalmente al baño. Dejé toda la ropa en un lugar donde no se mojaría, y me quite la restante.

El agua estaba un poco caliente, las gotas ardían ligeramente quemándome un poco la piel. Algo que me relajo. Me duche completamente. Y después me mantuve allí, inmóvil, dejando que el agua quitase todas mis preocupaciones, al menos por un rato.

Al salir, coloque mi ropa interior y por encima una playera holgada blanca que alcanzaba a cubrir mis muslos. Puse una toalla sobre mi cabello mojado, para que se secara y salí.

La temperatura de la habitación era más fría a comparación con el vapor del baño. Tome la laptop y la puse sobre la cama, para después apretar el botón para que encendiera. De camino a mi cama me atravesé frente al espejo. Mire mi reflejo. Ya no era como antes, es decir, note que mis piernas tenían un mejor aspecto. Levante la camiseta y mire mi estómago, apreté un poco este y ya no era tan flácido como antes, y estaba más plano. Me mire otra vez en el espejo esta vez puse mi cuerpo de perfil. Todo mi cuerpo está más firme en realidad. Supongo estos son los resultados de hacer ejercicio. Ya que, Tyler, me hace practicar siempre que puede. Eso es muy lindo ya que pasamos mucho tiempo juntos.
Pero, aunque mi cuerpo se pusiera en mejor forma y luzca más esbelto, aún tenía cicatrices. En mis caderas, en mis brazos, en mis tobillos. Las de los brazos, casi han desaparecido, pero las otras no mucho.

Deje de "admirarme" ya que la laptop hizo un sonido indicando que estaba prendida. Me acerqué al tocador para tomar el bote de helado, después fui a la cama y me eche sobre ella. Empecé a buscar discotecas, antros y bares de todo tipo de preferencia donde allá paso a menores y no sean de mala muerte mientras comía el helado. A la mayoría podríamos entrar sin problemas y sin tener que recurrir a una identificación falsa, sin embargo, no dejan beber a menores de edad, lógicamente. Agradecí inmensamente haberle pedido a Charlie una identificación falsa. Para esta, solo necesite darle a Charlie una foto pequeña de mi.

SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora