•~#Capitulo 34#~•

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No sé exactamente qué a pasado, ni siquiera se donde estoy. Lo último que recuerdo fue a Charlie sonriéndome mientras sostenía una bebida azul brillante. Varias imágenes llegaron a mi cabeza aunque estaban muy borrosas. Charlie y yo bebiendo los tragos brillantes. Yo arriba de la barra. Charlie con un micrófono diciendo algo que no se entendía. Charlie y yo, junto a una multitud bailando, mejor dicho, saltando al compás de la música. De alguna manera la siguiente  escena era en la camioneta de Charlie, él me estaba besando, hablábamos entre besos pero no entendía que era lo que decíamos.

Abrí los ojos, me arrepentí al instante, no había mucha luz en realidad pero la poca que había fue suficiente para que un dolor de cabeza surgiera, al principio fue leve pero se intensificó.

Tardé un poco pero después volví a abrir mis ojos lentamente. Me encontraba en la camioneta, con las puertas cerradas, una manta encima de mi, la quite y pude ver que tenía toda mi ropa.

— Gracias al cielo. —ese echo me tranquilizaba significaba que no hice ninguna estupidez.

Aunque el vestido un poco arriba y no traía mi chaqueta ni los botines pero a excepción de eso tenía todo. Definitivamente comprobar esto me quito un peso de encima. Uno muy grande. Segundos después dudas surgieron en mi cabeza ¿Porque estaba en la camioneta? ¿Quién me metió aquí? ¿Qué pasó anoche? Y la más importante de todas ¿Dónde está Charlie?.

Frote mi cabeza pues a un dolía, y estaba segura de que seguiría doliendo unas horas más. Me levante con mucho esfuerzo y abrí las puertas traseras de la camioneta, después surgió otra duda ¡¿A DÓNDE CARAJOS SE LLEVARON EL BAR?! digo, o aún estoy bajo los efecto de lo que sea que tome a noche. O. Una grúa gigante trajo un bosque, lo dejo aquí y se llevó el bar junto con toda la ciudad.

Entre en un tipo de estado de shock, mis ojos casi se me salen y mi mandíbula, bueno, se hubiera caído de no ser que estaba pegada a mi cráneo.

Cerré las puertas lentamente y fui a la parte delantera, mi plan era conducir devuelta a la ciudad, aunque en realidad no sabia hacia dónde era el camino de regreso, lo intentaría.

Me encontré con una grata sorpresa, Charlie -bueno, creo que si es Charlie- se encontraba acostado en los dos asiento delanteros -los únicos asientos que hay, de echo- tenía su chaqueta negra sobre su cara. Se la quite y me gustaría decir que encontré a un ángel, obviamente no fue así. Tenía su boca abierta y creo esta babeando, lo único atractivo eran sus brazos, los tiene cruzados sobre su pecho. Y a decir verdad son musculosos. Empecé a moverlo lentamente, nunca eh despertado a un chico, que seguramente tendrá resaca, y lo más probable es que despierte malhumorado, prefiero ser cuidadosa. Para mí buena suerte despertó fácilmente -a los segundos se levantó- tallo sus ojos -algo adorable a mi parecer- bostezo y hablo de una forma para nada adorable, pero si atractiva.

— Buenos días.

— ¿Dónde estamos?

— En la camioneta. —hablo obvio. Se nota que no ha visto es donde estamos.

— Charlie. ¿Te importaría mirar por la ventana?

— Es muy temprano, mejor vuelve a dormir. ¡Diablos! Mi cabeza quiere explotar —se quejó mientras ponía una mano sobre su cabeza.

Tenía una malditas ganas satánicas de gritarle que no estábamos en lugar poblado, sino en un maldigo bosque, que no fuera tan bebé, que solo era una resaca, pero, mi cabeza dolía de igual manera y yo misma quisiera estar llorando y quejándome o simplemente durmiendo y mis gritos no sólo molestaría a Charlie -esa parte está bien- sino que a mí también -esa no tanto-.

SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora