Parte 9

78 7 7
                                    


Era de noche, habíamos decidido que todos dormiríamos en la cueva y que a la mañana siguiente continuaríamos con la discusión. Tras sanar a Marcus, Luna se dirigió hacia mí y me preguntó por lo ocurrido durante la excursión, le extrañaba que a pesar de que sus heridas hubieran sanado en parte su dragón interior no lo hubiera curado por completo. Le narré todo con pelos y señales, procurando no olvidar ningún detalle. Al terminar, tanto Lunzu como Calum estaban en su forma humana, Marcus les había dejado ropa, dado que la que tenían no era muy abrigada.

Tras limpiar y partir la fruta, nos dispusimos a comerla, era jugosa y llena de sabor. Al terminar, nos fuimos directamente a dormir, sin decir nada, aunque a veces indagaba en sus pensamientos.

Una vez que estábamos todos dormidos, oí una voz, la cual me despertó de inmediato, no solía tener un sueño muy profundo.

-Eh, despierta- repetía la voz zarandeándome.

-Déjame- respondí agitando mi mano en busca de alguien a quien golpear.

-Soy yo, Lunzu.

-¿Lunzu? ¿Qué quieres? Estaba durmiendo- dije un poco molesta.

-Necesito que me expliques algo, creo que lo llamáis sentimiento.

-¿Qué te pasa?- respondí un poco más despierta e incorporándome para verlo. Estaba de rodilla, justo en la orilla de mi saco de pieles.

-Em...-dijo un poco sonrojado- es algo que solo me pasa contigo, siento un calor que viene desde mi estómago y al estar a tu lado me pongo muy nervioso- hizo una pequeña pausa- cuando te miro solo puedo pensar en ti, como si no existiera nada más. ¿Estoy enfermo?

Hice una pausa antes de contestarle, no me lo podía creer, ¿era una confesión? Empecé a notar como mis mejillas se tornaban rojas.

-¿Te he contagiado?- dijo con tono preocupado al ver mi reacción.

-No tranquilo, es que tengo el mismo sentimiento que tú, se llama amor.

-¿Amor? ¿Lo que tienen las parejas humanas?

-Si- respondí un poco avergonzada y mirando hacia otro lado.

De pronto, una mano agarró con suavidad mi mentón y giró mi cabeza hacia él. Estábamos muy cerca.

-He estudiado sobre lo que se hace en estos casos, estoy bastante documentado- dijo mordiéndose el labio.

Sonreí y poco a poco se iba acercando a mí, casi podía contar sus pestañas, sentía su respiración agitada en mis labios. Sus ojos se dirigieron hacia la comisura de mis labios y volvió a morderse el suyo. Comencé a cerrar mis ojos, muy nerviosa por lo que iba a suceder. Sus labios se posaron en los míos, al principio se quedaron quietos, sin moverse. Pero tras unos segundos respiró profundamente y comenzó a moverlos, creando en mí una sensación de calor que recorrió todo mi cuerpo.

Le seguí el beso, era inexperta y tímida, pero Lunzu me hacía sentir cómoda. Sus manos se movieron y una se colocó en mi cintura y la otra en mi nuca, metiendo sus dedos en mi pelo suelto y revuelto. Imité su gesto y coloqué mis manos en su cabeza, acariciando su pelo rubio, que estaba un poco largo. El beso aumentó, de vez en cuando nos separábamos, pero en seguida volvíamos a juntarnos. No podíamos parar.

Abrí mis ojos, había sido un sueño.

Estaba amaneciendo, los rayos de sol entraban poco a poco en la cueva, pero sin pasar el medio metro, Luna se había encargado de que el lugar fuera muy oscuro. Comencé a recordar lo soñado, ¿estaba enamorada? ¿Era mi ente tan cruel? Comencé a llorar, últimamente lo hacía mucho.

Alas de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora