Capítulo 1

16.4K 715 460
                                    

Primer día de clases.
El sol radiaba y la brisa inundaba París. Se podía sentir la emoción de la vuelta al instituto. Aunque para Marinette no fuera igual; nuetra querida azabache llegaba tarde a su primer día de clases, en su nuevo instituto.

—No puedo creer que me mudé a una nueva ciudad y aún así sigo siendo la misma chica —Se reprochó internamente la ojos de zafiro mientras llevaba su mochila rosada sobre un hombro. Traía puesta una capucha color gris, unos tennis blancos y unos leggins negros. —¡Llegué! —Gritó frenando su corrida repentinamente. Antes de entrar por la gran puerta que el Françoi Dupont ofrecía, se puso el gorro de la capucha. No quería que la identificaran y dejaran como la chica nueva que llega tarde.

Una vez adentro—Parada sin caminar—obvservó con determinación el instituto y su estructura. Soltó un suspiro de satsifacción. Comenzó a caminar por los ya vacíos pasillos de este; se podía escuchar sus pasos con gran resonancia. Sacó un papelito del bolsillo de la susodicha capucha.

—Aula B-1 —Susurró cuando leyó el papel y lo volvió a guardar. Caminó hasta llegar a una escalera. Al parecer debía tomar la ruta de esta, y eso hizo.

Una vez en el segundo piso, caminó un par de pasos más hasta que paró de frentón.

Aula B-1

Quedó obvservandolo por unos segundos en un pequeño trance y luego miró de reojo por la ventanilla de la puerta. La profesora aún hablaba y daba su charla de presentación.

Tomó una gran bocanada de aire y cuando estuvo preparada, se dispuso a dar pequeños golpecitos a la puerta que al parecer, la profesora captó.

—Adelante... —Se escuchó lejanamente por el otro lado de la madera.

Marinette se armó de valor, se quitó el gorro dejando ver su corto pero lindo azabache cabello y giró la manilla, abriendo la puerta.

Ella aún no dió un paso para entrar finalmente al salón, al contrario, se quedó en el marco, esperando la aprobación de la educadora para entrar rotundamente.

La profesora asintió como señal de aprobación que esperaba Marinette y esta alfin se hizo presente.

Dío algunos pasos y se detuvo en frente de ella para que le asignara un puesto. En lo que esta pensaba, la azabache se dedicó a obvservar—a lo que ahora eran—sus nuevos compañeros.

—Puedes sentarte con... Alya Césaire —Anunció despertando a la ojiazul de su trance.

—Eh, oh, g-gracias —Caminó para poder sentarse con la dichosa Alya, pero había un problema. ¿Quien demonios era Alya?

La profesora notó su pequeño problema y con su mano apuntó indirectamente a una chica castaña que miraba aburrida la pantalla de su celular.

Marinette no dijo ninguna palabra, y solo se sentó en su asginado lugar.

—La puntualidad es una virtud señorita Dupain... Y bienvida a el Françoi Dupont —Sonrió la educadora y porfin la dejó en paz, aunque sea por un rato antes de tener que presentarse frente a la clase.

Alya dejó de lado su móvil y con muchos más ánimos se propuso hablarle a la misteriosa chica nueva.

—Hola, soy Alya, y tu eres...? —Mencionó la casta ojos miel extendiendo su mano frente a los ojos azules de su compañera de banco.

—W-Wow... Un g-gusto Alya, s-soy Marinette —La chica aceptó su mano y la miró a los ojos sonriendo cálidamente.

—Bienvenida Marinette, el gusto es mío —Contestó segura de si misma. Algo que al principio a Marinette le cuesta demostrar.

¡Eres Mía! - Adrienette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora