Capítulo 3

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—Entonces, si una molécula de agua posee 1 de Oxígeno, ¿Cuanto tiene de Hidrógeno? —Le preguntó la azabache al pelirrojo que la miraba fijamente —¿Nath? —El solo la miraba, como si no escuchara nada de lo que dijiera —Nath, no me escuchaste absolutamente nada ¿verdad? —Marinette lo fulminó con la mirada, suspiró y tomó un sorbo de su jugo.

—L-Lo siento, estaba en mi burbuja, perdoname —Se disculpó avergonzado.

—Bien... Supongo que "la clase" terminó, en pocos minutos tenemos que volver a clases regulares —Suspiró nuevamente rendida.

—Lo siento, Marinette. Te lo he dicho. No sirvo para esto —Nathanael agachó su cabeza apenado.

—Oh, no te sientas mal, todos hacemos cosas geniales, como también hay otras en las que no somos muy buenos. —Dijo poniendo una mano sobre su hombro. El levantó la vista sorprendido —Por ejemplo yo. Debo de admitir que soy un desastre —Rieron.

—No eres un desastre —Sonrió compasible.

—Gracias, aunque enserio, lo soy —Le devolvió la sonrisa —Y bien, ¿Que te gusta hacer? Estoy segura que en algo eres genial —Afirmó la azabache esperando la respuesta.

—Pues... Me gusta dibujar... No soy tan bueno, pero me gusta —Contestó no muy convencido. En ese minuto, saco un cuaderno de su bolso y se lo extendió.

Marinette lo tomó entre sus manos, y procedió a abrirlo.

Muchos dibujos comenzó a apreciar. Desde unos hermosos y radiantes, a otros tristes y oscuros.

—¡¿Bromeas?! ¡Nath, eres genial! ¡Feos; sería la última palabra que ocuparía para describir tus dibujos! —Exclamó feliz y radiante, obvservando con determinación cada uno de ellos.

—G-Gracias... —Agradeció con una sonrisa sincera para ella. Aunque esta no la pudiera apreciar por estar sometida en el mundo de su arte.

[...]

Marinette caminó junto a Nathanael por el gran pasillo del instituto, que estaba repleto de gente en él.

Caminaron hasta que el pelirrojo tuvo que separar su camino a aulas distintas.

—Yo ya me voy, Marinette. ¿Cuando te apetece nuestra próxima clase? —Preguntó con ansias de saber cuando la volería a ver.

—Emm... ¿Mañana después de clases? —Le preguntó la chica.

—¡Excelente! ¡Te espero mañana en la entrada! ¡Nos vemos! —Despidió sonriente el de ojos agua marina.

Marinette suspiró con una sonrisa ladeada, para luego caminar a su respectiva aula.

Llegó a esta sin ningún incombeniente—A su fortuna—y se sentó en el banco junto a Alya.

—¿Que tal tu segundo día, amiga? —Le preguntó la castaña.

—Pues, ha sido normal; o eso creo —Respondio dudosa la azabache.

—¿O eso crees?

—Esque... Ese chico rubio; ¡Adrien! ¡Si, Adrien!... Me ha estado molestando desde que llegué ¿Acaso eso es normal? —Marinette se dejó caer en el respaldo de su asiento.

—Wow... Eso es ¡fantástico! —La ojiazul la miró bastante confundida —¿Que acaso no te das cuenta que el chico más guapo y deseado por el instituto, te está coqueteando? —Marinette carcajeó.

—Querrás decir, el chico más idiota y playboy —Corrigió.

—No lo sé, pero Adrien Agreste es un bombón —La de ojos grices guiñó un ojo.

¡Eres Mía! - Adrienette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora