Capítulo 4

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Al salir del cubículo, Marinette no podía dejar de pensar en lo ocurrido. ¿Será que las zorras hablaban sobre ella? O seguramente se trataba de otra chica, pero fuera cual fuera la opción, ambas estaban totalmente mal.

—N-No te preocupes amiga, estoy segura que hablaban de Rose o Juleka, suelen molestarlas a menudo —Afirmó la castaña acomodandose su aparato visual en el puente de su nariz.

—¡Eso está muy mal! ¡¿Que se creen ellas para hacer sentir inferior a los demás?! —Exclamó la azabache con un claro tono de enfado en su voz.

—Muchas veces me lo hé preguntado, Marinette, pero ya no le des vuelta al tema, porfavor —Pidió la de ojos grices con una pizca de temor. En cuanto a nuestra ojiazul, ella estaba llena de ira e importencia, no tenía idea de cuanta maldad podía haber dentro de una persona.

[...]

Nathanael caminaba tranquilamente hacía el salón de artes en busca de sus materiales para su nuevo dibujo. Los tomó y cerró su casillero con su combinación; la fecha de su cumpleaños. Siguió su pacífico recorrido de hora de almuerzo hacía la cafetería para comenzar su obra con más tranquilidad y concentración a pesar del molestoso sonido que los alumnos de distintos grados emitían.

—Rayos —Gruñó entre dientes cuando su fino pincél con pintura roja pasó a manchar accidentalmente su boceto. Bufó rendido y soltó aquel artefacto para dedicarse a comer de su contundente sandwich de lechuga. Nath era vegetariano, estaba totalmente en contra con la caza y maltrato animal. Comenzó a inspeccionar las verdes hojas que se encontraban dentro del pan hasta que un silencio absoluto en la cafetería reinó provocando que este automáticame levantara su vista hacía el montón de alumnos callados; hasta que sus ojos aguamarina se toparon con el porqué. La problemática de Lila y su "amiga" Chloe se encontraban molestando una vez más a Juleka y Rose; dos chicas muy pacíficas y tranquilas que ya casi todo el instituto sospechaba en que eran homosexuales. El pelirrojo no tenía absolutamente nada en contra de aquello, al contrario, esas chicas le caían muy bien. Pero era más que claro que para las fresas de Lila y Chloe, eso era algo grotesco y asqueroso.

—¡Cuando será el día en que dejen de ocupar nuestro lugar! —Gritó la rubia —¡Lesbianas! —Replicó y Lila solo sonreía con satisfacción. Todo seguía en absoluto silencio; Rose estaba llorando mientras sostenía fuertemente la mano de la pelinegra por debajo de la mesa. Juleka quería gritarles, pero pese al miedo, no le salían las palabras. —¿Qué?, ¿Acaso te vas a atrever a enfrentarnos? —Preguntó con incredulidád y ambas soltaron una fuerte y sonora carcajada.

Nathanael estaba decidido en detenerlas de una vez, devolvió el sandwich a el envase de plástico con furia y cuando iba a comenzar a caminar hacia ellas, un fuerte grito que retumbó en la cafetería lo detuvo.

—¡DETENTE DE UNA VEZ! —Gritó una femenina voz en la entrada de la habitación. Todos, incluyendo al pelirrojo voltearon a ver de quién se trataba. Marinette.

—¡Marinette, no! —Intentaba detenerla la de ojos color gris que corría detrás de ella, pero la azabache comenzó a caminar con grandes pasos hacia la castaña y la rubia.

—¡DEJA DE MOLESTAR, RENACUAJO! —Exclamó Lila. Marinette no contestó, cuando estuvo frente a frente a ella sonrió y sacó ambas manos que se encontraban detrás de su espalda con grandes helados y sin decir más, con toda su fuerza y enojo, se desquitó estrellandolos contra ellas; para cuando Alya ya se encontraba junto a la azabache, ya era muy tarde —¡RENACUAJO! —Gritó la ojiverde alargando la "O" y pataleando lo que más pudo. Ambas fresitas corrieron havia la salida en busca del baño más sercano; sería terrible si aquel helaod hubiese corrido su maquillaje. Lo que al parecer era todo un silencio, se transformó en la carcajada más sonora y de coro que pudo haber existido. Todos reían y la ojiazul también se unió haciendo una reverencia a modo de juego.

¡Eres Mía! - Adrienette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora