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Eres mi media naranja.

Mi otra mitad.

Mi persona favorita.

Mi alma gemela.

El amor de mi vida.

Te amo.

Las calles estaban abarrotadas con esas y otras frases, todas puestas en adornos, mercancía, vitrinas e incluso grandes carteles publicitarios. Era catorce de febrero y el día era caluroso a más no poder. Las personas parecían contonearse de un lado a otro a medida que avanzaban entre el barullo de las calles del centro de la ciudad.

-No necesito ver esto.

A mi lado, un niño me miró sin entender mi falta de humor. Su mano se mantenía férrea a la mía a pesar de no ser mi hijo o familiar. Sus cabellos pelinegros, cortados de forma desprolija, y su alegre y amable mirada era un vivo recordatorio de la época más inocente de mi vida.

-Pero es bonito, hay globos y peluches gigantes y

-Odio el rojo.

-¿Por eso usas ropa negra? ¿Ahora solo te gusta el negro?

-Sí, amo el color negro -convine, dando por zanjado el tema-

La sonrisa del pequeño no desapareció, al contrario, se mantuvo por un buen rato a pesar de haber conseguido sonsacarme una pobre explicación.

-¿Jungsoo preparará algo para nosotros?

-Él está de viaje. Pronto... Volverá.

-Extraño sus bailes -Su sonrisa creció. Era un niño risueño y sensible- ¿Qué cara pondrá al verm-

-Jong In -interrumpí-.

-¿Uh?

-¿Pesa mucho? -pregunté conteniéndome. Mi pequeño amigo negó rápidamente, subiendo y bajando una bolsa de supermercado desde el asa de la misma mientras enseñaba la hilera de dientes que tenía por sonrisa-.

-Nadita.

Al llegar a casa mi mal humor se había evaporado con el calor y el hambre se hizo oír luego de nuestra larga caminata.

-¿Hay algo mal con la comida?

Las piernas de Jong In apenas  alcanzaban el piso cuando las estiraba, su plato de comida se mantenía intacto sobre sus muslos y su mirada se mantenía fija en la pantalla del televisor.

-La comida está bien, es solo que... Ahora eres tan alto, incluso más que yo, y siempre te he ganado pero ahora...

-Apuesto que si tuvieras mi edad serías más alto que yo.

-No lo sé - insistió-

-Si no comes se va a enfriar.

El malestar en la voz de Jong In se esfumó junto a su poco apetito y alguna que otra escena de la "Era de hielo".

De cuando en cuando volteaba para asegurarme de que Jong In siguiese mi lado. Sin importar si me había vuelto loco, yo creería y cuidaría de la situación.

Como un fantasma, Jong In había aparecido frente a mí una mañana a comienzos de verano. Su rostro me miraba calmo y sereno como la última vez, a excepción del brillo en sus ojos y sus rojizas mejillas. No quise razonar o pestañear siquiera, aun menos buscar un porqué. Solamente lloré, lloré de felicidad y pocos segundos después me vi envuelto por un cálido abrazo y sollozé como el niño de ocho años que alguna vez había sido.

-¡Kyungsoo!

Un pequeño de primero de primaria lloraba con la cara hecha una paleta de colores revuelta.

El niño estaba quieto y llorando a moco tendido mientras sus compañeritos corrían alrededor de él, tratando de escapar del causante del bello paisaje que su amigo representaba entre lágrimas.

-Do Kyungsoo, -llamó la profesora- detente.

-Pero estamos jugando.

-Lo sé. Y puede que os divierta pero no a Jong In. No está bien si él no quiere que lo pinten y tampoco está permitido pintar en la ropa, Kyungsoo.

El pequeño llorón, más conocido como Jong In, ya se encontraba siendo consolado por la maestra, mientras ésta le sonaba los mocos y secaba sus lágrimas.

-Acompaña a Jong In al baño, Kyungsoo.

El pequeño pintor suspiró culpable y encaminó a su amigo al baño, dispuesto a ayudarle a lavar la obra maestra que llevaba en el rostro.

-Ya no llores.

-¿Por qué siempre yo?

Las delgadas y oscuras cejas de Jong In estaban tratando de tocarse y en su boca un puchero cuarteaba la pintuta seca que su rostro todavía exhibía, la misma en la que los grandes ojos de su mejor amigo se hallaban fijos.

-¿Kyungsoo?

-¿Uh?

Los cabellos azabache del nombrado fueron besados por una pequeña corriente de aire. Kyungsoo reaccionó, sintió sus mejillas calientes y trató de buscar una respuesta. ¿Por qué siempre pintaba a Jong In? ¿Por qué siempre era Jong In?

-¿Por qué te gusta pintar? ¿No te duele sostener tanto tiempo el pincel? -Preguntó Jong In, sacudiendo el brazo-

Kyungsoo negó.

-¿Quieres ser pintor? -Había preguntado Jong In-.

Días después, cuando la maestra preguntó lo que a todos en la vida: ¿qué quieren ser de grandes?, Kyungsoo fue el primero en responder.

Pintor. Porque pintar era como hacer magia arcoíris sobre el papel, la cartulina, las paredes e incluso sus compañeros -aunque había prometido nunca más hacerlo sobre Jong In-.

El pequeño llorón le había dicho que quería que lo pintara en un lienzo y lo volviese tan famoso como la mona "Lisa", esa de la que su profesora les hablaba tanto.

En aquel entonces, ninguno podía haber previsto que un accidente de coche los separaría.

Amuleto - KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora