21, Sad

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Me quedé en el borde del río escuchando cómo cada gota se unía con otra y corrían todas juntas, y sin importar nada más cruzaban cualquier obstáculo, cualquier piedra en su camino como simplemente los soñadores podrían pasar sobre nosotros como si nada.

Como río que nos arrastraría a todas las piedras, dejándonos hundidas y olvidadas en el fondo de lo que aparenta ser sólo un río. Pero no lo hacen, podrían tranquilamente acabar con nosotros, sin embargo, de alguna forma terminamos ahogándonos igual bajo nuestras lágrimas.

Logran asfixiarnos sin ni siquiera acercarse, y ellos pensando que son sólo simples gotas cuando en realidad son toda una inundación. Abracé mis piernas quedándome cabizbaja, me quedé allí unos cuantos minutos hasta que ya sentía dolor por haberlas flexionado tanto tiempo con tal fuerza llena de miedo.

Miré la flor a mi lado, y con sólo aquella corta mirada se desplomó junto con sus pétalos grisáceos y sus hojas arrugadas, no sabía si seguir mirando o cerrar los ojos, y en eso llegó una mariposa agitando sus alas, y me arrepentí de haberla mirado.

Cayó sin debilidad sobre la flor, ambas recuperaron su color, una de ellas se fue volando y la otra la tomé en mis manos con una sonrisa, pero la flor me tenía miedo y escondió sus colores.

Fruncí mi ceño fastidiada y la arrojé al río, no quiero verla, no quiero abrir los ojos, quería que se vaya. Y así fue, así se fue flotando sobre el río, no nadando como lo haría una piedra, las flores viajaban tan suavemente como la brisa, y no descontroladas como una tormenta, no como yo.

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Flores sin pétalos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora