Esa mañana era muy especial, ese día varias actividades escolares se habían detenido simplemente para darle prioridad al evento más extraño que había ocurrido en toda la historia de la academia Black: los diálogos con la escuela vecina, el instituto Blanc.
Como siempre el gran líder (y representante) de la escuela, Kcalb Mond, lucía majestuosamente peligroso, toda su corte le acompañaba a la escuela y los uniformes oscuros resaltaban entre los blancos, pero habían dos gemelas en especial que resaltaban, un par de chicas con orejas de gato falsas que miraban con una sonrisa a su alrededor, muchos las conocían como las "gatas del diablo".
Ater y Arbus eran sus nombres, ambas chicas eran un misterio y nadie se atrevía a preguntarles nada pues con juegos de palabras entre ellas conseguían despistar a cualquiera.
—Señor Kcalb, ¿desea algo de beber?
—¿O de tomar?
Las gatas del diablo parecían sacadas de un cuento infantil, parecían un par de fieles vasallas que estarían siempre al lado de su señor, atendiéndolo y a veces irritándolo, pero siempre ahí.
—No. Entraremos en audiencia en un momento.
Las palabras secas de Kcalb las dejaron calladas, se encontraban esperando fuera de la sala de la presidencia.
Ater y Arbus, a pesar de parecer un par de tontas decerebradas, también tenían tacto, sabían perfectamente que su líder no estaba bien, sabían que esa escuela no le tías buenos recuerdos y aunque ellas no supieran como ayudarlo al menos podían apoyarlo en silencio.
—Señor Kcalb, tengo hambre —murmuró Ater.
—¡Hambre también tengo yo! —Exclamó Arbus.
—Ugh, comieron hace dos horas, ¿no podrían quedarse calladas? —preguntó Lost de mal humor.
—Eh... yo también tengo hambre —dijo Cranber.
Si bien la intención de las gemelas era distraer a Kcalb, la de Cranber era que le invitara la merienda.
—Pueden ir a la cafetería, no las estoy deteniendo —dijo secamente.
—¡Pero nos perderemos! —Exclamó Ater.
—¡Perdernos y extraviarnos, señor!
De esa forma consiguieron que el albino se levantara de su asiento y se marchara a la cafetería con ellas, no pronunció palabra alguna en el camino y ellas parecían más que complacidas por haber logrado que se levantara de su lugar.
Por donde fuese que pasasen todos se movían de un lado a otro tratando de no acercarse demasiado a ellos, si bien con un estudiante normal de Black los estudiantes harían un revuelo, con el diablo de la escuela no, menos cuando la peli-rosada que se había colado en la invitación a la cafetería miraba a todos como si fuesen deliciosos panqueques.
Por fin llegaron a la cafetería, su simple presencia consiguió que la mayoría de estudiantes evacuaran el lugar, algunos se quedaron porque tenían que esperar su comida pero prácticamente todo quedó desierto.
—Vaya... ¡¿no es asombroso?! ¡Más espacio, señor Kcalb! —Dijo Arbus con alegría.
Kcalb no respondió, se limitó a cruzarse de brazos.
—Pidan rápido.
Cranber acató las palabras como si fuesen una orden de máxima prioridad, llegó hasta donde la mujer de la cafetería de encontraba y empezó a pedirle un montón de alimentos no conocidos y que posiblemente ni siquiera comestibles eran, por su parte, las dos chicas fueron a por un par de cajas de leche.
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Blanc-Black: The Great War
Teen FictionContinuación de Blanc-Black the firts years. El enfrentamiento entre las escuelas Blanc y Black de hace más palpable, en especial en las artes de guerra, donde dos enemigos jurados buscan destruirse a ellos y todo lo que les rodea.