-¡Esmeralda!- Voltie para mirar a quien me llamaba.
Era Lucas, el joven que suplio a Evan los días que salio de la ciudad.
-Hola ¿Qué sucede?-Me detuve para platicar con el.
-Hola, sabes, estoy buscando a Raiven, hace tiempo que no la veo por aquí y necesito hablar con ella, ¿sabes donde esta?-
-Aun no llega, pero si quieres le dire que te busque en el receso-
-¡Si!, por favor, te lo agradeceré. Dile que me busque en la biblioteca en la hora del receso-
-Claro, cuenta con ello, ¿es sobre tu y ella o cuestiones de la escuela? -
-Aun no se si somos ella y yo, pero eso es lo que quiero-
-De acuerdo. Cuidala, te romperé la cara si algo le pasa- Me aleje mientras agitaba mi mano en son de despedida.
No podía dejar de sonreir por mi amiga, ella también merece a alguien que la quiera. Levante el rostro y vi a Jhon platicando con unos amigos, hace días que no nos reunimos para platicar, le hice una señal de hola y continue caminando con esa sonrisa del principio, pero un aroma muy familiar sacudió mis sentidos desde el fondo, alce la mirada hacia el pasillo, los estudiantes revisaban sus casilleros y otros platicaban, pero por ninguna parte aparecia el que portaba Farenheit. Mi imaginación quizá pensé, hace tanto que no lo veo que mi cerebro trata de buscarlo hasta en mi libreta.
-Señorita Torres- Di un respingo ante el tacto ejercido en mi hombro. Era el.
-Hola- Dije. Un bochorno abrazo mi rostro, era obvio que estaba sonrrojada.
-Hay algo que quiero entregarle, en mi oficina. ¿Me acompaña? Por favor- Hacia tanto tiempo que no lo tenia tan cerca.
-Si, vamos, yo le sigo- Camine hacia la dirección que me conocía mejor que nadie.
El hecho de traerlo tras de mi era causa de adrenalina pura, mi corazón conocía esta sensación de estar sola con el. Al llegar a la puerta del cubículo mire atrás mientras el abria la puerta, el señor Freddy sonreía travieso, ese anciano es adorable, siempre viendo lo que nadie ve y guardando lo mas secreto de la gente. Evan me hizo la señal para entrar y obedeci.
-Sientese- rodeo su escritorio y busco en la parte de abajo algo.-Queria devolverle su libro, lo ha dejado olvidado sobre la mesa- Me extendió mi libro de historia.
-Gracias, no me percate de que lo había olvidado- Sonrei, esperando un milagro para que el hablara de otra cosa que no fuera la escuela, pero solo me miro con una sonrisa de alivio.-Bien, creo que ya me voy- Me levante del asiento.
-Espere- Salto de su silla.
¡Si! Por favor di algo.
-Esmeralda, yo quería decirle algo, además de confesarle que lo del libro fue un pretexto, pude habérselo devuelto en la clase de mas al rato, pero ahí no podría haberle dicho queme preocupa que el curso termine y usted y yo sigamos sin dirigirnos la palabra. No olvido para nada lo que me pidió aquella vez aquí mismo, lo de no hablarla mas por lo de su novio y es que la verdad-
-No tengo novio- Le interrumpi.-Nunca lo tuve, después de ti. No necesitas esa formalidad, hemos pasado tantas cosas juntos que seguirme tratando de usted me parece incomodo-
-Perdon, no era mi intención hacerte enojar, yo solo quiero hablar contigo sobre lo que paso. Quedar en paz contigo, no quiero que te vallas odiándome- Su rostro de dolor me partia el alma, el era muy blanco pero esto lo hacia lucir peor aun.
-No te odio. Evan, creo que jamas comprendiste cuanto te quize y te querre por siempre- Sus ojos ahora brillaban tanto que pensé que lloraría en cualquier momento. Entonces comprendi que tan sensible era.
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La Teoría Del Amor
RomansEl teorema del amor no es una cuestión matemática, sino una novela literaria que cuenta la historia de Esmeralda, una estudiante de preparatoria y su docente de física. El relato se basa en como ellos luchan para poder estar juntos ya que Evan ademá...