*Ojo, no leer a menos que hayas leído «Enamorado de una criatura sobrenatural»
Comencemos recordando los acontecimientos pasados:
1.- Hay una guerra entre Druidas (los protectores) y los Cazadores.
2.- Hay un chico que es el Druida más poderoso y es...
Habíamos llegado a un bosque y rentamos una cabañana para pasar la noche.
- Ven- dijo Isaac agarrandome de la mano.
- ¿A dónde?- dije un poco sacado de onda.
- Sólo quiero bailar contigo, jamás lo hemos hecho- dijo tomándome de la cintura y acercandose a mi.
- No... no se bailar- dije apenado.
- Yo te guiaré- agarró mi teléfono y puso la canción que jamás esperé que él pudiera bailar y menos conmigo.
Comenzó lento, con un paso hacia delante.
- No soy bueno- dije tratando de escapar de él.
- Tranquilo, vamos paso a paso.
Volvió a agarrarme de la cintura, un paso a delante, juntos, paso a delante, juntos, paso a un lado, juntos, y así sucesivamente hasta que me di una idea, creí que ya habíamos acabado.
- ¿Creíste que te salvarías fácilmente?- dijo dirigiéndose a mi celular y poniendo la canción nuevamente.
*Poner medio audiovisual*
Comenzó a moverse al ritmo de la canción y torpemente le seguía, me sentía muy perdido y no en el lugar, si no en su mirada, sólo podía verle a los ojos. No sabía cómo agarrarlo, así que él me pegó a su cuerpo y en un cálido abrazo, nuestras almas se fundieron en una, junto con las notas tan hermosas y estruendosas que se oían por todo el lugar, pero caí en cuenta de que no era la canción, sino nuestros corazones. Cerré los ojos, pues no quería despertar de aquel sueño tan hermoso y perfecto, nunca noté que había perdido el miedo y ya me encontraba bailando y girando al compás de la canción, en un momento me alzó en sus fuertes brazos y al bajarme lo observé, era tan hermoso, lo amaba y lo quería conmigo, así que me acerqué y lo besé tiernamente.
- Fue muy hermoso- dije al separarnos.
- Lo fue- eso fue lo único que me contestó antes de volverme a besar.
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Isaac
Ayer nos habíamos dormido un poco tarde pues bailamos un buen rato.
- Dylan, amor, es hora de irnos- dije miestras me acostaba sobre él.
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- ¿Qué hora es?
- Las ocho, debemos dejar la cabañana a las diez, bañate en lo que preparo el desayuno.
