CAPÍTULO 36.

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(En Londres, narra Esther)

Empezaba a hacerse de noche así que decidí salir de la piscina y ponerme algo de ropa seca, no me apetecía ponerme mala. Subí al baño y me puse la ropa de repuesto que había traído y volví con el resto. Vi a Harry sentado con una cerveza en la mano y me acerqué.

-Hola. –Fui a besarle pero me quitó la cara. -¿Qué te pasa? –Me extrañé.

-¿A mí? Nada. –Me miró. -¿Y a ti?

-Pues nada. Eres tú quién me ha quitado la cara. –Le reproché. No entendía nada. –Yo solo he venido a darle un beso a mi novio y a pasar un rato con él.

-¿Ahora vienes a pasar un rato con tu novio? ¿Ahora? –Seguía reprochándome algo que no sé muy bien qué era.

-¿Me puedes explicar qué cojones te pasa? –Me estaba mosqueando.

-¿Qué qué me pasa? –Se levantó y me miró. Era tan alto que me intimidaba. –Si quieres pasar un rato con tu novio, vete con Zayn. –Soltó.

-Perdona, ¿cómo dices? –Mi cara se desencajó. -¿Me lo estás diciendo en serio, Harry? –Intentó contestarme pero no le dejé. –¡No! ¡No me contestes! ¡Sabes perfectamente que Zayn es mi mejor amigo! ¿A qué viene esta absurdez? –Exigí saber.

-¿Y qué que sea tu mejor amigo? ¿Acaso ese es motivo para estar más tiempo con él que con tu novio? –Cada vez alzábamos más la voz, no estaba segura pero creo que todos nos miraban.

-¿Estás celoso? ¿Te has puesto celoso de uno de tus mejores amigos? No me lo puedo creer.

-¡Yo no me pondría celoso si tú no me dieses motivos! –Me gritó y se marchó de casa de Zayn.

-Esther… -Oí detrás de mí. Era Zayn.

-¡No! –Me giré. Estaba llorando. -¡Ahora no! –Me fui corriendo a esconderme en uno de los rincones de aquella casa.

(Narra Joana)

-Esto… Niall. –Me miró. –Puede que no sea el mejor momento pero ya he pensado un nombre. –Sonrió.

-¿Cuál? –Estaba expectante.

-Alexander. –Sonreí.

-Alexander. –Repitió.

-Alexander James Horan. –Completé el nombre.

-Alexander James. –Volvió a repetir. –James, como yo… Me gusta. –Me sonrió y me abrazó.

-¿Qué celebramos? –Preguntó Calum.

-Que ya tenemos nombre. –Sonreí. Todos, menos Zayn, centraron su atención en nosotros.

-Alexander James Horan. –Exclamó sonriente el irlandés.

-¡Celebrémoslo! –Propuso Luke. -¡Celebremos que a alguien le van bien las cosas! –Sonreí. Tenía razón: era feliz y me merecía celebrarlo aunque fuese con un vaso de agua.

(En España, narra Crispi)

-Vamos Lara, o llegaremos tarde. –Insistí.

-Es que yo no quiero llegar. –Contestó. –Ni tarde ni pronto, no quiero.

-Deja de quejarte ya. Hoy vamos a salir todas porque hace tiempo que no tenemos una noche de chicas y porque tienes que darte cuenta de que la vida sigue.

-Qué fácil es decirlo para ti. –La miré.

-¿Cómo dices? –Me paré en mitad de la calle. -¿Fácil?

-Sí, fácil. Porque tú no has sido engañada por el chico del que estás enamorada. –Exclamó.

-No. Yo solo he tenido que ver como una de mis mejores amigas se liaba durante casi dos meses con el chico del que estoy enamorada. Y que, más tarde, yo comenzase con él para tener que separarnos a las pocas semanas, y estar a kilómetros de él, y no poder verle, ni tocarle, ni besarle. –Suspiré. –Para el resto tampoco es fácil Lara, y solo estamos intentando que lo superes, porque somos tus amigas y no queremos verte mal.

A veces los sueños se cumplen... A veces noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora