En algún lugar de Nevada, Estados Unidos...

5.9K 341 65
                                    

Título: OWACHY

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU Avengers (Post Civil War)

Parejas: Angustioso Stony

Derechos: Marvel se queda con todo como en la pirinola.

Advertencias: historia de terror, no apta para corazoncitos tiernos susceptibles de historias de horror con sustos a la vuelta de la esquina. Basado en la antología de cuentos del maestro Stephen King "Pesadillas y alucinaciones", y la película "Babadook", principalmente. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



Después de Sokovia...

En algún lugar de Nevada, Estados Unidos...


Tony Stark se preguntó en qué momento de la vida se había perdido tan esplendorosamente como cualquier turista paseándose por las incógnitas tierras del estado de Nevada. Miró su celular por enésima vez reafirmando el hecho de que no tenía señal y que toda conversación inteligente con la civilización estaba fuera de su alcance, hasta que tomara una autopista que le llevara a una zona donde los satélites Stark le alcanzaran. Ya luego arreglaría en la torre el desperfecto, porque era un golpe a su orgullo que no tuviera acceso a Viernes en aquella gasolinera aparecida en medio del desierto de Nevada en un camino rural digno de cualquier película de indios y vaqueros que pudiese recordar. Su precioso Audi ya estaba lleno de tierra por todos lados igual que sus cabellos enmarañados por el aire seco del estado. Horrible. Simplemente horrible.

Contempló sin mayor remedio la vitrina del mostrador que orgullosamente mostraba todas las chucherías que había para vender en un arreglo tan desordenado que le hacía tener su propio encanto digno de un caos azaroso como su llegada a ése lugar. Dado que afuera el viento rugía azotando todo lo que hubiera a su paso con arena seca de aroma a cobre, revisó uno a uno todos los trastos viejos como sus precios hasta que la amable aunque sufrida mujer reapareciera con el cambio luego de haberse despachado la gasolina de calidad sospechosa más necesaria para que su auto resistiera un poco más las inclemencias de los caminos tan abandonados a donde había ido a parar luego de seguir las instrucciones de Pepper con el fin de cortar distancias y volver a tiempo para la cena que tenía prevista con ella, una última reunión para salvar su relación.

Había de todo en aquella vitrina, desde muñecos hechos de corcholatas ensartadas hasta postales amarillentas, roídas por la luz del sol como el tiempo. Nada le interesó por más esfuerzos que hizo en mostrar inclinación hacia alguna de todas esas inútiles cosas, levantando su mirada de la vitrina hacia el resto de la tienda, cazando un premio mejor que obsequiaría a su CEO por ser la causa de su perdición en la dimensión desconocida de Nevada, ningún lugar de los Estados Unidos. Torció su boca al no contentarse con nada, hasta que sus ojos cayeron de pronto en la cuenta de un muñeco recostado sobre el escaparate de llaveros con letreros tan despampanantes como "Viva Nevada". Era de tela de costal o alguna parecida, con sus costuras de unión formando una serie de X con un hilo grueso en color negro. Parecía ser el intento algo extraño de un lobo caricaturesco, con sus dos enormes ojos de botón de madera cosidos con el mismo hilo grueso, usado también para hacerle una boca de forma extraña para causar ternura, zigzags formando un hocico abierto de colmillos filosos.

-Lamento mucho haberle hecho esperar, señor... aunque estaba la tormenta, no hubiera podido irse de todas maneras –llegó hablando una mujer obesa con una playera con el estampado típico de las Vegas que estaba haciendo su mejor esfuerzo por no romperse.

-No se preocupe.

-Tenga, y gracias por su visita a la tierra de Nevada.

-Fascinante –respondió Tony, colocándose sus lentes de sol- Que tenga una hermosa tarde, damita.

-¡Igualmente, caballero!

Guardando el cambio en su billetera, el castaño jaló la puerta que hizo sonar unas campanillas con más fuerza de la debida, saliendo ya de ahí, mirando de nuevo su celular con la señal muerta mientras abría la portezuela de su Audi, lanzando el teléfono al asiento del copiloto y encendiendo el motor con un suspiro desganado. Recordó aquel muñeco de lobito bizarro sobre la vitrina y levantó la vista hacia la tienda, viendo por entre las gruesas letras de vinil sobre el vidrio de la ventana hacia el escaparate de llaveros. Frunció su ceño, parpadeando unos momentos con las dos manos sobre el volante. Cuando descubriera aquel seudo juguete relleno de arena, la cabeza del lobito miraba hacia el interior de la tienda, lo recordaba con toda seguridad porque acaba de suceder no hace mucho.

Ahora le miraba.

De hecho le pareció que todo el cuerpo del muñeco se había movido de tal suerte que estaba sentado de frente a la ventana, como para observarle mejor, con su hocico cosido de puntiagudos dientes de hilo negro y esos ojos de botón de madera, curiosamente lustrosos como si fuesen nuevos. Tony giró su rostro a ambos costados suyos, no entendiendo bien qué acababa de suceder, volviendo sus ojos hacia el muñeco. Tal vez había visto mal, con la desesperación por salir de ese endemoniado sitio lleno de arena y alejado del mundo moderno no estaba prestando adecuada atención a sus alrededores. Negó apenas, reclinándose sobre su asiento con la mirada en su espejo retrovisor, sacando el auto de la gasolinera con sus letreros meciéndose al viento restante de la tormenta. Suficientes aventuras en la tierra de nadie. Era hora de volver a Nueva York.

OwachyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora