La reunión de los caracoles

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De repente pensé en suicidarme, pero no lo hice aún no sé por qué lo pensé o más bien en por qué no lo hice. Estaba sentado en la cornisa del elevado edificio, mirando hacia todas partes, su cabeza divagaba en pensamientos tan profundos que perturbarlo en cualquier manera lo volvería loco. Tomo su botella y bebió de ella dejándola casi vacía.

- ¿¡Que haces!?- le pregunte exaltada mientras llegaba por su espalda abrazándolo, el no respondió, seguía mirando hacia la nada, inmerso en sus pensamientos y expulsando el humo del cigarrillo que se desvanecía lentamente entre sus labios. Se sentó a mi lado y encendió un cigarrillo, sin dejar de abrazarme, mire su piel blanca en extremo, sus ojos brillantes mirándome expectante, como esperando a que dijera algo.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunte apartando la mirada de su rostro y volviendo a contemplar aquel magnifico espectáculo que se mostraba frente a mis ojos, como todos los estímulos me invadían, luces, sonidos, olores, todo era como nuevo, como si fuera la primera vez que lo sintiera. Me acerque hacia él y lo abrase, el paso su brazo por mis hombros y se acercó aún más a mí, sin dejar de mirar a la nada.

-Pensé que ibas a... ya sabes acabar con tu vida- su voz me hizo mirarla nuevamente, miré sus labios mientras decía cada palabra, sus labios me encantaban, eran finos y de color rosado claro, jamás los pintaba lo cual me encantaba aún más. Me concentré en su pregunta y solo le sonreí.

-No me suicidare Talía, ahora que lo pienso, tienes un hermoso nombre, me recuerda al café que bebí ayer en la cafetería que inauguraron- sus palabras rara vez tenían sentido, pero eso me atraía de él, le sonreí y tome su cigarrillo lanzándolo hacia abajo. Tome su cara con ambas manos, saque el cigarrillo de su boca y me acerque lentamente hacia ella para besarla, esta era la mejor oportunidad para hacerlo, recordé aquel maravilloso café y junte mis labios con los suyos, envolviéndonos en un beso que duro algunos segundos, pero esos segundos fueron los suficientes. Ambos se besaron, inmersos en un escenario invadido por luces provenientes de diversos edificios y ruidos que emitía la ciudad minuta a minuto, la joven pareja se separó y se miraron, el aparto la mirada hacia la ciudad, esperando la respuesta de ella. Luego del beso solo me limite a abrazarlo y no soltarlo nunca más.

-ya voy a morir- sus palabras se adentraron en lo más profundo de mi ser y por primera vez en mi vida, sentí amor, amor por ella, pero a la vez tristeza porque sabía que era verdad. Volví a besarla mientras nos abrazábamos, me lanza junto a ella del edificio, caímos envueltos en un beso que nos hizo inmortales. 

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