V Enamorado Sin Serlo

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V: Enamorado sin serlo

Días, días buenos, días vagando, días pensando, días en el martirio, días de viaje, días felices, días de nubes grises, días estudiando, días trabajando, días vacilando, días apreciando, días sorpresivos, días monótonos, días largos, días cortos, días humanitarios, días bestiales, días de sangre, días de paz, días mentales, días narcisistas, días de furia, días de despreciados, días memorables, días de regaño, días moralizando, días de asesinato, días de investigación, días de estafa, días socialistas, días de modas, días de personas, días de animales, días de robo, días del gobierno, días sin pueblos, días de corrupción, días de negligencia, días de libertad, días festivos, días de mercado, días de riña, días de lucha, días amargos, días dulces, días medios, días altos, días bajos, días unidos, días desesperados, días ansiados, días de intentos, días vencidos, días resignados, días estancados, días hipócritas, días sinceros, días de confianza, días de traiciones, días de decisiones, días de rumores, días lujuriosos, días capitales, días de pecados, días de perdón, días de arrepentimiento, días molestos, días de cansancio, días de llanto, días absurdos, días bastardos, días irritantes, días excitantes, días volubles, días de extrañar, días faltantes… días de ausencia, días generales, días sexuales, días vulgares, días brillantes, días chillantes, días oscuros, días de  penumbra, días de ver, días de escuchar, días de probar, días de saborear, días de tocar, días de sentir, días de labios, días de ojos, días de hermosos, días de hermosas, días de oler, días de ver, días de desear, días de ella, días de mí, días que llegan, días que se van…

Noches que vienen.

Mi vida se consumía en dos cosas; ser usado y nunca ser amado, justamente estaba claro que mi resignación era pura, ya que me fiaba en ver la felicidad de “ellas” anteponiendo mi deseo egoísta de ser feliz, mi historia era simple, creciendo en la 4ta generación de una familia de orígenes mexicanos por parte materno, y de un país europeo según mi parte paterna, creciendo en lo que fue una generación de ensueño siendo niño aun lo disfrute.

No recuerdo mucho de mi infancia, con mi padre, más allá de su bigote y su fuerte loción.

Los videojuegos colmaron mi existencia a muy temprana edad, desde la partida de mi padre nunca me afecto, teniendo una madre comprensiva y paciente, lo cariñosa todos lo sabemos.

Luego de mudarme a casa de mi abuela mi vida cambió radicalmente, sin videojuegos y tan solo un gran espacio para jugar en soledad, y una estantería empolvada que casi nadie tocaba a menos que se tropezara con ella.

Nunca vi caricaturas ahí, perdí rápido el interés en ellas y mejor empecé a apreciar la música, uno que otro deporte hasta que llegaron los días de escuela.

Fue ahí donde me di cuenta que no quería ser como otros niños, mientras ellos reían saltaban y jugaban yo terminaba los libros de pequeños cuentos.

Luego al llegar a casa con la dichosa librera empolvada, yo era el único que me acercaba tomaba libros de postres y leía, luego me aburrí de ello y los diccionarios se me hicieron largos así que los cuentos largos eran la mejor opción.

Estudie en ese lugar gigante donde el patio era todo un bosque sin árboles, donde te podías esconder y viví sin ser avistado por la civilización o eso creía yo hasta que me escondí y la maestra me encontró, ahí se había creado la leyenda que si las nubes tapaban el sol por mucho tiempo y se ponía oscuro los pequeños arbustos del final del campo aminaban en vida y tomaban a los niños cercanos.

Con eso no salíamos de la clase cuando no había sol y es que un niño llamado Carlos se había creado diferentes cuentos de terror, como la que la señora que vivía junto a la escuela comía niños y cosas naturalmente que se daban en escuelas de niños entre los 5 y 8 años.

Una Mujer En el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora