Y por fin alguien.

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Y así, llegó el lunes y Víctor ni siquiera me habló o miró... Eso era buena señal, porque significaba que todo seguía como antes, es decir nos seguíamos repelando como dos imanes opuestos.

El mes avanzó, y un día como todos los otros, soleado y tranquilo, una chica decidió acercarse a mí:

- Hola, ¿cómo estás? Mi nombre es Jane y me acabo de mudar a unas manzanas de aquí. Me preguntaba si sabrías sonde está el aula 6. -  "ummm ¿así que es nueva, eh?"pensé

- ¡Claro! Yo voy también hacia allá, si quieres te acompaño

- Gracias

Jane parecía maja, me explicó como su padre había muerto en un trágico accidente de coche y como su madre le añoraba así que decidieron cambiar de aires para no estar en el ambiente donde todo sucedió. Era abierta y divertida, y eso me gustaba. En clase de mates nos sentamos juntas, pero como estaba la profesora Spot, fue imposible hablar. Comimos en un bar al lado del instituto y charlamos hasta que fue la hora de volver a clase. Durante ese tiempo pude llegar a una conclusión, que no nos parecíamos en nada a simple vista: ella era deportista, sabía dibujar y le encantaban las creepypastas... mientras que yo, el único deporte que hacía era zapping en la tele, mis dibujos eran pésimos y digamos que prefería mucho más los cuentos de hadas que no el pasar miedo.

El día concluyó y no podía sacarme de la cabeza esa corta conversación sobre su padre. Me sentía incomoda y a la vez estúpida, por como yo solo me había fijado en mis problemas sin ni siquiera pensar en otras personas que lo pueden estar pasando mucho peor. Por otro lado, claro que estaba feliz... ¡una amiga, al fin! Alguien con quien compartir mis pensamientos y locuras, alguien con quien ser yo misma. Solo estaba deseando que llegase mañana, aunque no lo hubiese hecho de saber que pasaría.

Tú te lo has buscadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora