Islandia X Lectora

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Parte (3/???) del maratón, pedido por -Mukami- espero que os guste.


Estaba en casa de Emil, mejor conocido como Islandia, ambos hablaban tranquilamente hasta que sonó el teléfono alertando al nórdico de que pasaban por una nueva crisis, este cansado asintió con la cabeza y volvió junto con su visita.
-¿Qué ha pasado?
-Nada importante, no te preocupes por ello.
-¿Otra crisis?
El albino no dijo nada, pero esto sirvió para que la de ojos (c/o) supiese que había dado en el clavo, por lo que extrajo una chequera de su bolsillo y se puso a rellenar uno de ellos.
-¿Cuánto necesitas?
-Nada, yo me encargo, para eso es mi país.
La chica suspiró, era cierto que su país estaba pasando por una mala racha y que no le convenía ayudar al de ojos morados, pero sabía que este no le pediría ayuda a nadie mientras que ella podía recibir ayudas económicas de sus países vecinos.
-Por favor acepta mi ayuda, mi país está bien ahora mismo –mentira- puedo permitírmelo.
Él pareció pensárselo pero recordó la noticia que había oído hacía poco, (t/p) estaba sufriendo una de sus mayores crisis e intentaba salir a delante cosa que le costaba bastante. Vio el cheque delante de él y lo cogió para romperlo en pedacitos, le parecía extraño que un país como (t/p) que había pasado por tantas dificultades pudiese estar sonriendo, era más fuerte de lo que aparentaba.
-No debes darme nada, estás igual o peor que yo.
-Puede ser, pero yo pido ayuda, Emil, realmente deberías dejar el orgullo de lado e ir a pedirles  a tus hermanos, sabes que estarán dispuestos a ayudarte y eso no hará que su economía empeore.
Emil vio los ojos (c/o) de su amiga, realmente estaba preocupada por él, pero no quería ir a pedirles nada a Noruega y el resto, estaba seguro de que se reirían de él.
-No iré, lo siento (t/p).
La chica se levantó y saludo a Emil con la cabeza abandonando el lugar, pero antes de salir por la puerta este la retuvo.
-¿Te vas? Quédate a cenar.
-Lo siento, pero a partir de ahora no nos veremos más, ahora con tu permiso vuelvo a casa.
La chica se encontraba destrozada, sabía que su amigo desaparecería tarde o temprano y no quería encariñarse con él, su economía tampoco era muy estable que digamos, pero sabía tragarse el orgullo y pedir ayuda cosa que realmente odiaba, no le gustaba mostrarse débil frente a los demás, pero era por su amado país y al parecer eso era algo que el no llegaba a comprender, solamente estaba allí porque Emil era importante para ella, pero si tenía que ver como se destruía a si mismo prefería volver a su casa e intentar remediar sus propios problemas.
Caminaba por las calles, completamente ajena al mundo a su alrededor cuando empezó a nevar, la verdad es que se estaba muriendo de frío y aún le quedaba un gran recorrido antes de poder refugiarse en la embajada de su país, por ello empezó a correr más rápido intentando entrar en calor.
Aun así la casa del muchacho se encontraba vacía ya que este se había percatado de su error, el chico se encontraba enamorado de la de cabellos (c/p) desde hacía ya bastante tiempo y quería que estuviese lo mejor posible, pero no había pensado que tal vez ella se preocuparía por él, porque sus sentimientos nunca serían correspondidos, aún así viendo como se había puesto el tiempo había decidido ir junto a ella.
Por ello salió corriendo de casa, ignorando todo a su alrededor, se había decidido iba a confesarse, aunque tenía claro que después de eso iba a tener que pedirle ayuda a sus hermanos, pero sabía que si no perdería a la única persona importante para él, a lo lejos pudo ver a una muchacha corriendo, sabía perfectamente que era ella por lo que llego hasta su lado y la paró, mirándola directamente a los ojos mientras la nieve caía a su alrededor.
-Pediré ayuda, te prometo que lo haré, pero por favor, no te vayas (t/n), por favor.
La chica cruzó su dulce mirada con los ojos del chico que se sonrojó al instante pero no aparto la mirada, ella colocó sonrió dulcemente a la vez que le abrazaba, estaba realmente agradecida de que hubiese entrado en razón.
-Te ayudaré, no económicamente, pero te apoyaré cuando vayas con tus hermanos, siempre estaré allí para ti recuérdalo siempre.
Este vio una situación perfecta y cogió a la chica colgándola en su hombro y volviendo a casa junto con ella, esta solo reía a la vez que se acomodaba en la espalda del albino, contenta de poder volver a estar con su amigo y de no haber tenido que despedirse de él definitivamente y tan tranquila estaba que se quedó dormida.
El nórdico al darse cuenta la puso en sus brazos al estilo princesa quedándose embobado al ver su rostro pero aun así consiguió continuar caminando y llegar a su casa dejando a la chica en su habitación.
Después de esto se sentó en la sala mientras planeaba en mi mente como llamar a su hermano para que le ayudase. Al final cogió el teléfono y marcó su número preguntándole si podía ir allí, este le respondió que en un rato se encontraría allí, esto le puso nervioso y empezó a recorrer el salón a la espera de poder evadir a su hermano pero sabía que eso se había vuelto imposible en el momento en el que le había llamado aun así confiaba en que ella despertara antes para poder ayudarle.
El timbre de la casa sonó y el muchacho abrió la puerta encontrándose a su hermano, este suspiró e intento tranquilizarse.
-Siéntate, ahora hablamos.
El chico se dirigió hacia la habitación viendo allí como (t/n) se encontraba medio despierta.
-Mi hermano está aquí, no sé que hacer.
La chica se desperezó y se levantó agarrando la mano del islandés y bajando las escaleras para encontrarse con el noruego.
-Lukas, Emil tiene que decirte algo.
-Necesito ayuda, mi país está pasando por una crisis y pensé que tal vez tú me ayudarías...
El otro muchacho que parecía aliviado le prestó más dinero del que necesitaba y se despidió del resto alegando que debía ir a atender algunos asuntos.
Pero en el momento en el que se quedaron solos la chica empezó a ser consciente de que no había más motivos por los que quedarse en ese lugar, la chica empezó a sentir una sensación antes desconocida para ella, ¿era posible que le gustase Emil?
Como si fuese obra del destino ambos se giraron al mismo tiempo y el muchacho, en un ataque de valentía, besó a la chica esta le correspondió con dulzura, cuando se separaron ambos se sonrojaron y vieron como la nieve caía por la ventana.
Tal vez estaban pasando un momento duro, pero sería más sencillo si se podían apoyar entre ellos.

One-shots "HetaliaxLectora" (Pedidos cerrados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora