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Madrid, 09 Septiembre 2015

El mundo cambia cuando la gente no mira. O eso pensaba Keyla Shadow. Una chica que a pesar de tener solo 15 años entiende el mundo mejor que la mayoría.

Su pelo era rubio, como las puestas de sol que le gustaba observar, también se reflejan los tonos rosas de esta en uno de sus mechones. Tiene la piel pálida como la clara de huevo y sus ojos grises reflejaban la tormenta interna con la que lidiaba.

Era más alta que las chicas de su edad y delgada como si hubiese sufrido un transtorno alimentario que le hubiera encogido el estómago. Refleja su ánimo oscurecido vistiendo siempre algo negro, y es que las almas más oscuras son las que sufren por dentro.

Tiene la autoestima por los suelos a pesar de que a la gente les demuestra un caracter fuerte, como si fuera invencible. Cuando se enfada habla sin pensar si lo que dice va a poder ser retirado. Hace ver que toma sus propias decisiones.

De forma anónima, como si pensar fuese peligroso, escribe lo que opina de diversos temas en su blog, el cual es famoso, pues al fin y al cabo sabe hablar, no imponiendo su criterio, sino explicándolo.

Este curso ha cambiado de instituto, sin recibir motivos por parte de su madre, y allí intentará averiguar quien es Owen, el chico que ha conocido a través de Twitter.

Owen Drews es el típico chico olvidado de 15 años. Moreno, del tono cobrizo que adquieren las hojas en otoño. Sus ojos azules como los arándanos. Quizás no era todo lo alto que quería ser, pero eso no es un factor importante ¿no?, ya crecería.

Es delgado y flacucho, pero aun así resulta atractivo, detrás de sus gafas de pasta, donde se esconde dejando ver su timidez. See podría decir que es el más inteligente de su grupo y también el más amable.

Sus gustos no se parecen a los de la mayoría. Le gusta el color verde que rodea todo lo vivo, es observador y se fija en los detalles. Lleva años formando parte del club de informática. Su pasión son las series cómicas y su bicicleta.

Al igual que Keyla, es más abierto en las redes sociales, sobre todo en Twitter donde de entre sus miles de seguidores encontró una rubia que le hacía plantearse sus teorías.

K: Hola Owen. :)

Este coge su móvil y sonríe antes de contestar a su amiga.

O: Hola Keyla. :)

K: Quería preguntarte una cosa.

O: Dispara.

K: Me dijiste que estudiabas en el Fortunity ¿verdad?

O: Sí.

O:¿Por?

K: Curiosidad.

El chico se encogió de hombros dando por hecho que su amiga lo preguntaba sin motivos importantes, pero dos calles más arriba una rubia se dirigía como nueva alumna al sitio donde él estudiaba.

No se habían visto en persona, ni siquiera se habían enviado una foto el uno del otro, pero se conocían mejor que nadie. Se hicieron amigos y se sintieron seguros tan rápido que no tardaron en contarse sus días, sus ideologías y sus anécdotas de la infancia.

Al llegar Keyla revisó la lista del curso. No buscándose a ella, sino buscando al moreno. Sus ojos se movían rápidamente de un lado a otro de la lista hasta que su dedo que había recorrido todos los nombres se paró en uno.

Owen Drews.

¿Sería ese su Owen? "Por si las moscas" se dijo, y revisó el resto de la lista, comprobando que no había otro Owen. Radiante de felicidad se dio la vuelta, descubriendo a una chica morena que la miraba de cerca, haciéndola sentir incómoda.

La chica que coleccionaba imperdibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora