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Madrid, 27 Septiembre 2015

No es el tiempo el que te dice si una amistad va a durar o no, eso lo deciden las personas.

Eso pensaba Keyla tras haber conocido mejor a los chicos. Pasaba todo su tiempo con ellos, la mayoría del tiempo haciendo estupideces con Amir, gastándole bromas a Lucas con la ayuda de Will o compartiendo su visión del mundo con Owen.

Era la primera vez que no la llamaban loca por ser ella misma. Ese algo no se solía ver. Cuatro chicos con la visión positiva del mundo contra el pesimismo de una chica que, al contrario que ellos, ve el mundo sin solución posible en vez de algo arreglable.

Ese día, Keyla, invitó a los chicos a su casa para hacer una sesión de cine. Compró chuches, sacó bolsas de comida, hizo palomitas... Para cuando ellos llegaron todo estaba listo.

Los cuatro chicos se juntaron para elegir la peli. Key les observaba divertida desde el sofá, escuchando de vez en cuando risas de sus amigos.

- ¿Vais a decidir hoy o mañana?

- Calla enana - se defiende Owen lanzándole un puñado de palomitas..

- Apunta mejor, no me ha caído ni una en la boca - dice quitándoselas del pelo.

- Haber abierto la boca rubia.

A modo de respuesta le saca la lengua con aire juguetón, como hacía siempre que perdía la razón, cosa que solo le pasaba con el moreno.

- Tortolitos, ¿volvemos a lo que estamos?

Desde la primera semana Lucas les ha llamado así. No eran pareja.. Quizá a alguno le gustase el otro, pero cuando eso pasa no  es normal comportarse como siempre ¿no crees?

Y quizá entre Keyla y Owen había algo que ninguno sabía que existía. Y encontraron loo que todos buscamos, queremos encontrar a alguien cuyos demonios se entiendan con los nuestros. Siempre va a ser así, siempre los que lo encuentren no lo sabrán hasta que lo pierdan.

A los mencionados no les hizo gracia y los dos pusieron los ojos en blanco. Al final acabaron viendo "Batman" y después "Alien". La mayoría habría sido incapaz pero la rubia llevaba toda la peli comiendo chuches como una loca a escondidas.

En mitad del debate la rubia opinó captando todas las miradas y olvidándose de que debía esconder las chuches. Al percatarse salió corriendo, protegiendo el bol con su vida. De dos zancadas acaba en su cuarto, intentando cerrar la puerta mientras los chicos van a por ella.

En un momento dado Keyla se aparta de la puerta y los chicos caen al suelo. Ellos la miran con cara de enfado pero ella solo se acerca y les pasa el bol, al rededor del cual crean un círculo en mitad del cuarto de la chica.

Juegan a diversos juegos, cuentan anécdotas, comparten opiniones... Los cinco están en su salsa.. En un momento dado llaman a la puerta y los cuatro chicos notan como la rubia se tensa. Se levanta despacio y va a abrir, los otros también se levantan y se acercan para ver a la madre de la chica entrar.

- Hola mamá - saluda asustada. - Ellos son Amir, Will, Lucas y Owen..

Los cuatro sonríen a lo que la mujer saluda con un movimiento de cabeza.

- Bueno Key... creo que deberíamos irnos ¿no chicos? - pregunta Lucas intimidado.

- Claro. Voy a por vuestras cosas.

- Te acompaño - anuncia Owen.

Keyla se mete en su habitación para coger las cosas y él la sigue de cerca..

- ¿Por qué le tienes miedo?

La chica se giró, sorprendida por ser descubierta.

- Yo no le tengo miedo.

- Mientes - asegura acercándose, - ¿qué te ha hecho?

Ella niega con la cabeza dejando que el pelo le tape la cara.

- No puedo. Algún día te lo diré - contesta conteniendo las ganas de llorar - pero no ahora, te lo contaré todo. Lo prometo.

- Está bien.

Se acerca aún más a ella y la abraza. Es como si tuviese la obligación de protegerla. Y ella se derrumba. Se permite llorar delante de alguien por primera vez en mucho tiempo, y aunque le gustaría contarlo todo aún no está preparada para las consecuencias que traería.

Se separa de él y se limpia la cara con las manos, borrando todo rastro del recorrido de las lágrimas.

- ¿Se nota que he llorado?

- Por suerte no te pones roja cuando lloras.

- Calla idiota - dice parándose a su lado con los abrigos en la mano y dándole un beso en la mejilla sale por la puerta, seguida de Owen.

Los cinco se despiden y cuando cerró la puerta Keyla no vio lo que se le venía encima, pero sintió el puñetazo de su madre en el estómago y se dobló por la mitad. Le faltaba el aire, por más bocanadas que intentase coger ninguna le llenaba los pulmones.

La agarró por el cuello y la rubia se sujetó al brazo que la oprimía la garganta.

- ¡Serás puta! ¡Malcriada! - Grita desquiciada contra ella su madre. - ¡Cómo se te ha ocurrido traerles!

La vista de Key comenzaba a fallar. Los bordes negros se comían las imágenes y le dolía la cabeza, hasta que la soltó y cayó al suelo.

- Y además. ¡te teñiste el pelo! - le pega una bofetada que le deja los dedos marcados en la cara y se dirige a la cocina para coger una botella de alcohol.

La chica se levanta haciendo un gruñido, aguantando el dolor y se dirige al baño, la única habitación con cerrojo de la casa y el único sitio donde era inalcanzable. Era su sitio. Su refugio. Su fuerte de combate. Su guarida de alma perdida.

Se encerró como hacía siempre y sacó de su escondite un pequeño portátil para el que consiguió ahorrar.

Lo abre y crea una nueva entrada para su blog.

"¿CÓMO PUEDO SABER SI SE ACERCA EL FINAL?"

 Ella lo había pensado mucho. ¿Dónde estaba su final? ¿Cómo acabará?

"ALGUNA VEZ ME GUSTARÍA SABER SI ALGUIEN ME ESCUCHA, NOS ESCUCHA. ESO DICE TODO EL MUNDO. SOMOS OIDOS PERO NO ESCUCHAMOS.

EL MUNDO ESTÁ LOCO. NO VEO EL MOMENTO DE IRME PARA NO VOLVER, CORRER, HUIR. AL FINAL TODOS INTENTAMOS ESCAPAR DE LA REALIDAD.

NI SIQUIERA SABEMOS QUIENES SOMOS, NNI QUIENES QUEREMOS SER. HAY TANTAS COSAS QUE INFLUYEN EN NUESTRAS CABEZAS...

OJALÁ PUDIESEMOS CONOCER EL FINAL. LA SOLUCIÓN A LA ECUACIÓN IMPOSIBLE DE RESOLVER. PERO ESO YA DEPENDE DE SI QUEREMOS O NO DESCUBRIRLO.

KS"

Guarda el ordenador bajo llave y se mete en la ducha. Se aclara las ideas y analiza los daños mientras tararea "Hear me" de los Imagine Dragons.

Deja caer la primera lágrima y después la siguen muchas más. No solloza, no grita y no hace ruido alguno. Sufre en silencio. No quiere que nadie vea lo débil que es.

Al salir la pantalla de su móvil se ilumina.

O: ¿Estas bien?

K: Sí.

O: ¿Qué ha pasado?

O: Se te nota así que no me ignores.

K: Algún día te lo diré.

K: Lo prometo.

No muy convencido lo deja estar. Si ella no está lista para contarlo él no la iba a presionar. Estaba dispuesto a ser su hombro en el que llorar. Sin preguntas. Sería su refugio.

La chica que coleccionaba imperdibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora