.

355 37 10
                                    

Dicen que cuando tocas fondo ya no puedes hacer otra cosa que subir.

Se supone que el hecho de saber eso debe aliviarte. Que ha de recomponerte.

Al parecer, bien podrías respirar hondo, limpiarte el polvo de los vaqueros, y comenzar a subir de nuevo.

NO

No es tan fácil. Nunca lo es.

A veces has caído tanto que por mucho que alzas la vista no encuentras la salida. El golpe ha sido tan duro que te duele hasta el alma y no consigues ponerte en pie. Y no es sólo polvo lo que ensucia tu ropa, son tus heridas abiertas, tus lágrimas y toda la porquería que te han echado encima.

La oscuridad ha llegado a tu vida. Se ha comprado una casa a primera línea de playa y trae unas enormes maletas consigo, cargadas de miedo y tristeza. Te dice que va a quedarse contigo un largo tiempo.

Los pequeños momentos de felicidad que consigues no son suficientes para curar tu dolor. Apenas lo alivian momentáneamente. Son un sobre de Paracetamol de 500.
! Pero cuanto asías esa pequeña dosis de paz¡

No sueñas con reír a carcajadas, ni con experimentar una euforia extraordinaria. Sólo quieres esos dulces minutos de calma interior. Liberar tu mente y dejar que viaje lejos, que se relaje. Tomar fuerzas para superar otro día horrible.

Casi puedes sentir alegría en el pecho, al menos eso es lo crees que se sentía al estar alegre, y te aferras con fuerza a ese instante. Con miedo a que se desvanezca, con miedo de olvidar esa pequeña emoción que estas sintiendo.

Y aun así, a pesar de tus esfuerzos, la paz se esfuma como agua entre tus dedos, y la oscuridad se instala una vez más en tu pecho. Donde ya se siente cómoda.

Está en casa.









.Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora