*Suena el teléfono*
-¿Sí?
-Matt, ¿eres tú, tío? Tienes que venir al estudio ahora mismo, joder... No te imaginas lo que ha pasado... Es horrible.
-Vale, Brian, ya voy, pero me estás asustando... ¿Qué coño ha pasado?
-Tú ven ahora mismo, prefiero contártelo en persona...
*Fin de la llamada*
Cuando Brian colgó el teléfono, Matt, muy confuso, cogió su coche y se dirigió lo mas rápido posible al estudio, para ver qué diablos pasaba. Cuando llegó y se iba acercando a la sala, sólo podía oír llantos y gente gritando de desesperación, y él seguía sin saber qué pasaba.
Al llegar, se encontró con una imagen que nunca quiso haber visto: Eran Zacky y Johnny, abrazados mientras lloraban y a Syn sentado en el sofá, tapándose la cara para que nadie le viese llorar.
-Brian, ¿por qué está todo el mundo llorando? ¿Dónde está Jimmy? No entiendo nada...
Synyster se quitó las manos de la cara, pero no se dignaba a levantar la mirada del suelo.
-Exacto, Matt. Jimmy no está... Ya no está...
-Vamos, Brian, no me jodas. Esta broma no tiene ni puta gracia, tío.
-Ojalá fuese una broma... Pero hoy, al acercarme a su piso y ver que no me abría la puerta, cogí la llave que siempre guarda debajo del felpudo que hay delante de su puerta, por si se había quedado dormido. Entonces, al abrir la puerta y entrar al salón...
En ese momento, Synyster rompió a llorar. Intentó calmarse, pero le era imposible borrar esa imagen de su cabeza.
-Estaba Jimmy, tumbado en la moqueta, con un frasco de pastillas en su mano y una cerveza derramada a escasos milímetros de él. Cuando me acerqué para comprobar si estaba bien, me di cuenta de que ya no respiraba... Que estaba muerto... Intenté hacer todo lo que pude, pero créeme si te digo que ya era demasiado tarde...
Cuando Synyster mencionó esa última palabra, empezaron a caer lágrimas de los ojos verdosos de Matt, que se abalanzó sobre Syn dándole un gran abrazo.
Las horas pasaron y todo seguía igual, nadie tenía el valor de levantarse y hacer algo. Todo el mundo estaba en la sala callado, con la mirada perdida.
-Quiero ver a Jimmy.-dijo Matt con voz temblorosa mientras se secaba las lágrimas de sus ojos y se levantaba del sofá.
-Hasta mañana no podemos ir a verle, lo mejor será que cada uno se vaya a su casa e intente no pensar mucho en ello.-respondió Zacky mientras cogía sus cosas y se marchaba de la sala.
Cada vez quedaba menos gente, y la sala se iba vaciando hasta que solo quedó Matt en ella. Empezó a pasearse por cada rincón de la sala, recordando todos los momentos y locuras que habían pasado Jimmy y él juntos, acompañados del resto de la banda.
Matt no paraba de toquetear las cosas, como si con cada cosa que tocase, un recuerdo diferente se le iluminase en su mente. Cuando menos se lo esperaba, se encontraba en frente de la codiciada batería de Jimmy, que tenía encima suya las baquetas que justamente usó Jimmy el día anterior.
Se sentó en el taburete y cogió las baquetas con fuerza. Tocó dos o tres tambores y seguidamente volvió a dejarlas donde estaban mientras susurraba:
-Tenías que irte ahora, eh, amigo...
Seguidamente se levantó y fue apagando las luces de la sala a raíz que pasaba por las diferentes partes de ella. Cuando llegó a la puerta, miró hacia atrás y, fijando su mirada en la batería de Jimmy, volvió a susurrar:
-Mañana será un día muy duro para todos, no sé si seré capaz de despedirme de ti, hermano...-dijo, seguido de una pequeña lágrima, pero llena de sentimientos, que bajó por sus mejillas, pasó por sus finos y gruesos labios y acabó cayendo en la fina y gastada moqueta roja.
Apagó la última luz y se aseguró de que la puerta estaba bien cerrada, protegiendo el último recuerdo que le quedaba de su gran amigo, Jimmy ''The Rev'' Sullivan.
