-Capítulo 4-

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Desperté de golpe y sentí dolor por todo el cuerpo y el brazo mayormente, permitiéndome recordar que la noche anterior no había sido una pesadilla si no una terrible realidad, di un largo suspiro, me levanté para alistarme e ir a la escuela porque hasta donde imaginaba el cambio drástico no me llegaría hasta después de volver de esa miseria. Tomé una blusa negra de manga larga, unos jeans ajustados y mis converse negros, baje por un plato de cereal, que devore al instante... Corrí a la puerta para salir rápidamente, solo por las dudas. Pero al parecer no había ni un alma desolada, más que la mía.

Me aleje de la casa con la velocidad de un rayo. Caminé más lento y regularicé mi respiración al llegar a la escuela, me cerré por completo, todos susurraban y reían de mi por lo que pasó...pero no me permití sentir, ni darles importancia porque ya no estaría más por ahí después de hoy. Me trague el nudo en la garganta y camine con pasos seguros y la frente en alto. Iba a ser un día muy largo y tenía más miedo de saber lo que haría mi papá, no quería aceptar la realidad de que me tendría que separar de él y cualquier estupidez que dijeran o me hicieran en la escuela, se me resbalaba de lo triste que estaba porque todo era una reverenda mierda.

Cuando terminé de sacar todas mis cosas del casillero, me dirigí al salón, pero alguien me detuvo antes de poder cruzar la puerta. Iba tan ensimismada que frene solo cuando choque con esta persona.

—¡Vaya, vaya! Si es la estúpida que salió corriendo de Wes Moore. Hasta para eso eres completamente idiota Escontrias— soltó Carla Lancaster "la reina de las superficiales" , con burla.

No dije nada. Solo la observé tratando de entender, cuál era la causa de su inseguridad para que la hiciera actuar de esa forma. Seguí queriendo pasar, ignorando lo que dijo, no estaba de humor, pero me jaló tirando los libros que sostenía en la mano. Pff, de verdad esta chica no sabe cuándo parar.

||No hay que dejarnos en el último día|| Tienes mucha razón, ya bastante silencio he guardado.

—¿A dónde? —dijo arqueando una ceja. —¿A caso estas sorda? Te estoy hablando— añadió con furia, o cual me colmó el vaso y solté todo lo que tenía en mi ser con el fin de dañarla mucho.

La mire con rabia. Entorné los ojos y me puse a su altura, tan cerca de ella que incluso pude notar lo nerviosa que se puso.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Tiene mucha relevancia para ti, el que un cretino más de esta escuela de mierda me demostrara la poca inteligencia y decencia que tiene para tratar a una persona? ¿Solo porque tiene una cara bonita como tú? Discúlpame si no me importa nada de lo que dices, lo repites a diario que cansa hasta escucharlo— dije con firmeza sin dejar de hacer notar el enojo en mis palabras. Ella miro totalmente anodada por el hecho de que la enfrente sin temor alguno. Estaba harta de ella y de todo su sequito y de esta bola de niños ricos que no saben apreciar ni valorar lo que tienen.

—Déjame tranquila, si no quieres que te demuestre quien soy de verdad y que veas que no soy la indefensa palomita que se deja humillar por un montón de juniors mimados que solo se preocupan por los placeres banales de la vida— añadí con desdén.

La vi con intenciones de replicar, pero no la dejé.

—No me interesa lo que tengas que decir, así que ahórratelo o métetelo por donde mejor te quepa— escupí con desprecio. Y vaya que me sentí orgullosa de haberme defendido con inteligencia, no le di tiempo de responder, solo la empuje para que se apartara de mi camino y ésta solo se quedó pasmada en su sitio, mientras yo tomaba asiento sin la más mínima culpa por lo que dije.

Solo observé como su cara se tornó roja, mientras me miraba, y yo solo sonreí con mucha autosuficiencia mientras le mostraba el dedo corazón.

—¡Maldita perra! ¿Cómo te atreves a hablarme así? — gritó desde la puerta. Y avanzo a paso rápido hacia mi lugar y yo no me inmute porque en cuanto puse su mano en mi escritorio, la empuje con la fuerza que el enojo todavía me permitía tener. Cayo de sentón y todos observaron la escena con incredulidad, ella no se movió.

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