CAPÍTULO SIETE: DÍA SEIS.

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"No es que yo me derrita es que tu estas ardiendo... "

Anónimo.

Despertamos muy tarde, estábamos exhaustos, rendidos y con ganas de estar acostados todo el día. Así lo hicimos, nos quedamos acostados, comiendo frituras, haciéndonos cosquillas, fumando y platicando.

—Y para todo esto ¿Qué edad tienes? –Preguntó primero Roberto.

—Tengo veintiséis años y te soy honesta, es el mejor año que he tenido, por haberte conocido. Tú ¿Qué edad tienes? Roberto.

—Tengo treintaicinco años.

No parecía de esa edad, se veía jovial, pero ahora entendía su gran madurez en esos ojos hermosos.

—¿Cuánto llevas con Sofía? –pregunté con un tono celoso.

—Pues llevamos ya dos años y medio, pero no quisiera hablar de eso contigo.

—No tiene nada de malo, lo que nosotros hicimos fue muy aparte de tu relación y estoy segura que cuando salgamos de aquí podremos estar juntos y hablar de cualquier tema, normalmente la gente se corteja y se empieza a conocer con salidas al cine, al parque, luego presentan a sus padres y poco a poco van ganando esa confianza. Nosotros nos hemos brincado meses de conocernos, de tratarnos y ahora el respeto, la confianza y el amor que nos tenemos lo hemos conseguido en seis días, en la cama, en la intimidad, seduciendo y cumpliendo nuestras fantasías sexuales, cuando estemos fuera de aquí podremos compartir esos tiempos de noviazgo comunes.

—Pues sí, vaya que nos hemos saltados muchas cosas Susana.

—Pero me gustaría mucho saber cómo conociste a Sofía.

—Bueno es un poco largo, pero trataré de acortarlo. ¿Segura quieres escuchar? Asentí con la cabeza.

—Fue hace tres años, yo llevaba año y medio con cáncer, esta enfermedad atacó mi próstata, el cáncer, según los médicos, lo manejan en cinco niveles, siendo el nivel uno el menos maligno hasta llegar al cinco, que es fase terminal y no hay nada que hacer. No me había atendido a tiempo, mi vientre se empezó a inflamar poco a poco, sabía que era algo malo, pero no me molestaba en lo absoluto.

Hasta que creció de una manera considerable, tenía un estómago muy grande.

Cuando fui al doctor, me dijo que tenía que hacerme estudios para determinar qué es lo que tenía.

Pasados unos días me realicé el examen, el doctor me dijo que tenía cáncer. Mi vida era buena, tenía mi carrera ya terminada, un trabajo bueno que cumplía con mis gastos y hasta lujos podía darme. Esta noticia me dijo muy mal, no sabía a quién acudir o que decisiones tomar.

El doctor me recomendó una clínica con muy buenas historias de recuperación, de inmediato asistí a este centro de cura contra el cáncer. En mi primera cita me hicieron una autoevaluación y confirmaron el cáncer en mi cuerpo, en las demás citas me hicieron un sinfín de exámenes, tenían que extirpar el tumor cancerígeno de mi próstata.

Roberto me contaba esto mientras tenía sus manos sobre su cabeza, miraba al techo y sus ojos se llenaban de lágrimas, lo contaba con fluidez, sabía que no mentía, jalé su cabeza hacia mi pecho y acariciaba su cabello mientras me seguía contando.

Siete días juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora