El buque fantasma

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El 4 de diciembre de 1872 se encontró navegando por el Atlántico, a todo trapo y a la deriva, un bergantín de 31 metros de eslora rumbo al estrecho de Gibraltar. Su nombre ha pasado a convertirse en el ejemplo de un barco fantasma: Mary Celeste.

Mary Celeste
El 5 de noviembre el Mary Celeste salió del puerto de Nueva York destino Génova, pero nunca llegó. Cuando los tripulantes del Dei Gracia lo encontraron a la deriva y subieron a bordo vieron que el barco se hallaba en buenas condiciones, a pesar de que solo funcionaba una bomba de achique, había mucha agua en la cubierta y algo más de un metro de agua en las bodegas. Las escotillas estaban abiertas, el reloj no funcionaba, el compás estaba destruido y habían desaparecido el sextante y el cronómetro marino. Por otro lado, el único bote salvavidas parecía haber sido lanzado.

Todo indicaba el abandono consciente del buque. La carga, 1.701 barriles de alcohol, estaba intacta, al igual que la comida y el agua para 6 meses. Sólo 9 de los barriles de la carga estaban vacíos. El registro del puente de mando y de la cabina del capitán reveló que habían desaparecido todos los papeles relativos al barco excepto el diario de abordo. La última entrada era del 24 de noviembre y señalaba encontrarse a 160 km al oeste de las Azores.

Ninguno de los 10 ocupantes -7 marineros, el capitán Briggs, su mujer y su hija de 2 años- fue jamás encontrado. Curiosamente al año siguiente pescadores españoles recuperaron dos balsas: una con cuatro cuerpos y la otra con uno y una bandera americana. ¿Supervivientes del Mary Celeste?

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