Bestia de Gevaudan

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La bestia de Gevaudan es el nombre histórico atribuido a un criptodeborador de hombres , semejante a un lobo, perro o perro lobo.
Asoló la región de Gévaudan ubicada actualmente en el departamento francés de Lozère, en el sur de Francia.
Los ataques cubrieron un área muy grande , se dicen que habían sido cometidos por uno o varios animales que tenían formidables dientes e inmensas colas, según testigos contemporáneos.
El número de víctimas difiere según las fuentes. En 1987, un estudio estimó que habían ocurrido 210 ataques, resultando en 113 muertes y 49 heridos, 98 de las víctimas habían sido parcialmente devoradas. Sin embargo, otras fuentes afirman que las víctimas mortales fueron entre 60 y 100 adultos y niños, así como contabilizaron más de 30 heridos.

Las víctimas eran usualmente encontradas con sus gargantas destrozadas. La Bestia de Gévaudan superó rápidamente a todas las noticias de la época.

Las hipótesis sobre la naturaleza de la bestia fueron varias, desde la de un lobo con anormales dimensiones, un animal exótico, un hombre lobo y hasta incluso un asesino en serie.

A principios del año 1767, se siente una ligera pausa en los ataques. Pero en primavera de este mismo año, los ataques recrudecen. La gente entre tanta incertidumbre no hacer otra cosa más que rezar.
Un hecho conocido sucedió a principios del mes de junio, según la leyenda, Jean Chastel hizo bendecir tres esferas, que luego fueron fundidas en medallas para el sombrero de la Virgen María.

El último caso fue encontrado en un lugar conocido como sogne d'Auvers, el animal fue visto en un cruce de caminos, y recibió un disparo en el hombro. Rápidamente, los perros del marqués llegaron para tomar a la bestia.
A partir del disparo, la leyenda conserva el discurso de Pierre Pourcher que ha estado en su familia por generaciones: «Cuando llegó la bestia, Chastel recitó las Letanías de la Virgen María, las recordó muy bien, pero por un sentimiento de compasión y confianza con la Madre de Dios, el termina sus oraciones luego cierra su libro, guarda sus lentes en su bolsillo y toma el arma y mata en un instante a la bestia.

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