Despedida

CAPÍTULO 3

-- Chicos os he reunido a todos aquí porque quiero hablar con vosotros sobre Nami.

El moreno de cabello corto y sombrero de paja miraba con determinación a todos los tripulantes de su barco. La única que faltaba allí era la pelirroja la cual había sido descartada de la reunión adrede por lo que se encontraba durmiendo tranquilamente en su habitación.

-- ¿Qué pasa Luffy?

-- Chicos ya sabéis que me queda poco tiempo... Y... he tomado una decisión descabellada. No quiero morir postrado en la cama.

-- ¿Qué quieres decir Luffy?

-- Me iré en unos días. Os avisaré por supuesto. Pero necesito que por favor... prometedme que cuidareis bien de ella. Está embarazada, ya lo sabéis, y también le asusta criar al bebé ella sola. Ayudadla también en eso por favor.

-- Luffy eso no hace falta pedirlo, somos nakamas, claro que la apoyaremos en todo. -- Sanji le dio unas palmadas en la espalda. -- Tu chica estará en buenas manos.

-- Es cierto Luffy, cuidaremos de ella y la ayudaremos en todo. -- Lo corroboró Ussop.

Todos asintieron de acuerdo.

-- Gracias chicos.

-- Pero hay algo que no entiendo. ¿Qué es eso de que te irás en unos días?

Los chicos ya se hacían una idea, pero querían confirmar sus sospechas.

-- Voy a entregarme a la Marina. Si tengo que morir prefiero ser ejecutado a agoniar postrado en una cama. -- Sentenció decidido. -- Ahora entiendo porque lo hizo Roger. Tener que fallecer volviendote débil hasta el punto de no poder casi ni andar es horrible, prefiero adelantar mi muerte y acabar con esto cuanto antes.

-- ¿Entregándote a la Marina?

El chico asintió decidido.

-- Mi abuelo y Coby están allí. Los marines no me harán nada, solo me encarcelarán y en pocos días me llevarán a ejecutar. No perderé nada.

-- Luffy es... es una locura. -- Ussop ya tenía lágrimas en los ojos.

-- Es lo mejor para todos. Yo me ahorro el sufrimiento y la humillación y vosotros el tener que cuidarme como a un idiota enfermo hasta el último momento.

-- Pero Luffy...

-- No hay más que hablar. -- Lo interrumpió. -- Voy a ver como está Nami.

Tras decir eso se giró y salió de la estancia dejando a sus camaradas algo estupefactos.

-- Se va a dejar matar...

-- Va a hacer exactamente lo mismo que hizo Roger.

-- Ese idiota... está loco.

-- Pero es su decisión, nosotros no podemos hacer nada. -- Sentenció el espadachín saliendo también del camarote.

Nada más salir decidió ir a tomar un poco el aire y se encontró con que su capitán se encontraba esa fría noche sentado en la cabeza del Sunny. Nada bueno para su salud, pero prefirió no replicar nada.

-- Zoro. -- Lo llamó el moreno sin girarse. -- ¿Sabes lo que esto significa verdad?

-- Sí.

-- Confío en que serás un buen capitán para todos.

-- Yo también lo espero, pondré mi mejor esfuerzo para guiar a esta tripulación de locos.

Ambos soltaron una carcajada y el moreno se giró para ver al peliverde con su tan característica sonrisa.

-- Estoy seguro de ello.