CAPÍTULO 5

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Y allí estaba el joven muchacho dirigiéndose con pasos lentos a la que sería su última travesía.

Lo obligaron a incarse de rodillas y no tardó en tener frente a él las dos espadas en cruz justo por debajo de su cuello.

Esa escena le resultaba tan familiar que se le secó la garganta. Recordaba perfectamente a su hermano mayor en esa misma situación, la única diferencia era que él se había entregado a voluntad propia.

Observó la multitud topándose con su abuelo quien trataba sin mucho éxito de ocultar las lágrimas. A su lado se encontraban Coby y Helmepo en la misma situación.

Sonrió agraciado por la escena y dirigió la vista entonces a la multitud que lo contemplaba. Entre esta pudo avistar a algunos de los piratas más famosos como su antiguo aliado Law y el rebelde pelirrojo Kid. Para su sorpresa Shanks también se encontraba entre la multitud con mirada triste, pero aun así le sonreía.

Pudo ver a lo lejos, ocultos con su ropaje, a sus fieles camaradas. Su preciosa Reina de cabellos cobrizos trataba de no llorar limpiándose constantemente la cara con la manga de la capa que la encubría y tratando de ocultar su rostro bajo el sombrero de paja.

-- ¡Pongan posiciones!

Las espadas que se postraban bajo su cuello se alzaron apuntando ahora a su estómago. Eso iba a doler, estaba seguro de ello.

-- ¡Listos!

Antes de sentir el filo de las espadas necesitaba decir algo, bramaría por todos los mares lo que sabia con certeza.

-- ¡No os preocupéis! ¡Volveré a renacer y seré aun más fuerte!

Sintió el pinchazo de los dos filos clabados a la vez en su estómago y reprimió un bramido de dolor. No moriría demostrando sufrimiento, lo tenía claro.

Nada más sentir como esas espadas salían de su cuerpo se derrumbó en la plataforma sintiendo como su vida se apagaba lentamente junto con su visión... Hasta llegar a la fría y oscura nada.

***

La muchacha soltó un grito desgarrador mientras caía de rodillas al suelo devastada. Ya estaba, se había ido. Tan sencillo y a la vez difícil de asimilar...

Todo a su alrededor perdió brillo, todo el tumulto, la gente, el vocerío... Todo desapareció para ella, lo único que seguía en su retina era el muchacho de cabellos azabaches tirado en el patíbulo bajo un enorme charco de sangre.

Se quedó postrada en el suelo cuantiosos minutos sollozando la muerte de su amado hasta que sintió como unos brazos fuertes la alzaban en volandas del suelo y la sacaban de allí.

De a poco empezó a percibir de nuevo con todos sus sentidos dándose cuenta de que ya se habían percatado de su presencia y trataban de capturarlos o matarlos sin éxito.

-- ¡Sanji, ocúpate de ella! -- Escuchó la voz de Zoro y enseguida notó como la cambiaban de brazos.

Quería protestar, pero en esos momentos no se encontraba bien. Había sufrido demasiado ataque de angustia para su frágil estado.

Se dejó estar en los brazos del rubio y a los pocos minutos perdió la consciencia.

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