El beso

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(Damián)

¿Valentina estaba besándome?
Valentina estaba besándome. ¿Por qué rayos estaba besándome? De pronto mi cuerpo no obedecía mis órdenes, mi cerebro parecía no reaccionar. Ella pasó sus brazos de mi camiseta a rodear mi cuello y yo coloqué ambas manos en su cintura. Sentí una especie de escalofrío al tocarla yo por primera vez. De pronto la intensidad del beso subió. De alguna manera besarla se sentía demasiado bien. Me sentía extrañamente invadido por una sensación de calma y al mismo tiempo de intranquilidad. Era como si mi cuerpo estuviese helado y el roce de sus labios irradiara un calor abrazador, me sentí estúpidamente feliz y no pude evitar sonreír contra sus labios.
Valentina rompió el beso y apartó mis manos de ella con poca delicadeza, pero al menos no me golpeo. Me sentí extraño, confundido y algo aturdido, mire a los ojos a la castaña y la vi ligeramente sonrojada. Esperé a que explicara que acababa de pasar pero no lo hizo, dio media vuelta y caminó a la salida. La miré irse y luego dirigí una mirada a su amiga que me sonreía y hacía con la cabeza una seña hacia Valentina para que fuera a hablar con ella. Cuando mis piernas al fin reaccionaron caminé rápidamente hacia la castaña y la tomé de la muñeca aunque me arrepentí a los dos segundos pero ya era tarde, ella tomó mi mano y empujo la muñeca hacia atrás. Me miró y supe lo que diría "que te dije sobre tocarme"
-ya sé, no debo tocarte- dije rápidamente y ella soltó mi adormecida muñeca.- pero tú no respetas la regla de no invadir el espacio de otros, ¿te das cuenta de lo que acabas de hacer?- la miré a los ojos y ella desvío su mirada- disculpa pero creo que merezco una explicación.
-yo te explico- replicó Estela así que la miré- Valentina y yo estábamos jugando a ver quién podía correr más rápido desde lugar donde fuimos a comer hasta la escuela. Y gané- dijo con orgullo- desde que nos conocemos hacemos esta clase de juegos la que pierde tiene un castigo. Y cariño, fuiste su castigo- me guiñó el ojo y se acercó más a mí para decir en voz demasiado baja "acepta que te hice un favor".
Un favor, ¿qué favor? Lo único que logró fue fastidiar a Valentina. Espera, ¿en qué momento de la vida mis besos empezaron a ser un castigo para las chicas?
Éste estaba siendo un día raro para mí.

(Valentina)

Miré a Estela con enojo, trate de convencerla de que esto era una idea apestosamente horrible pero ella es difícil de persuadir. Estábamos cerca del salón y esperaba con toda mi alma que Damián ya se hubiera ido, entré y el seguía ahí para mi mala suerte, debimos tardar un poco más, parecía ir de salida
-Hey, no te muevas- le gritó Estela aunque él ya estaba quieto.
Le dirigí a Estela una última mirada con una combinación entre enojo y suplica, algo me decía que tal vez cambiaría de opinión de último momento pero no lo hizo. Caminé hacia Damián rápidamente lo tomé por el cuello de la camiseta para jalarlo hacia abajo ya que era mucho más alto que yo, él parecía realmente desconcertado. "Sólo es un roce de labios, no tienes que besarlo como tal" pensé recordando que mi amiga uso el término "un piquito" Mire a Damián a los ojos y uní nuestros labios. Al momento del rose quise despegarme pero algo en mi cabeza no me lo permitió, ambos cerramos los ojos y comenzamos a mover los labios despacio, sentí como si el tiempo se alentara.
De alguna manera mis manos viajaron a su nuca y la envolvieron. Sentí sus manos en mi cintura y una descarga eléctrica me recorrió la espalda. El beso se volvió más profundo, más intenso y mucho más íntimo. Sentí en mis labios la sonrisa de Damián y mi sentido de la realidad volvió, nos separé de golpe, lo vi abrir los ojos con cara de consternación y aparte sus manos de mí con fuerza.
El seguía mirándome y yo no supe que hacer, di la vuelta y caminé hacia la salida, me sentía demasiado enojada como para explicarle ahora lo qué acababa de pasar. De pronto sentí su mano en mi muñeca y se la torcí rápidamente
-ya sé, no debo tocarte- lo solté- pero tú no respetas la regla de no invadir el espacio de otros, ¿te das cuenta de lo que acabas de hacer?-sentí su mirada fija en mí y no supe que contestar, claro que me daba cuenta, acababa de besarlo, acaba de cagar la buena amistad que llevábamos ahora. Seguro que ahora no podría ni mirarlo sin sentir vergüenza - disculpa pero creo que merezco una explicación.
Lo sé, la merece pero no quiero dársela, solo quiero alejarme de él y que se me quite este extraño escalofrió
-yo te explico- replicó Estela- Valentina y yo estábamos jugando a ver quién podía correr más rápido desde lugar donde fuimos a comer hasta la escuela. Y gané. Desde que nos conocemos hacemos esta clase de juegos la que pierde tiene un castigo. Y cariño, fuiste su castigo- porque mi amiga es tan mala explicando. Ahora él me va a odiar porque lo usamos en uno de nuestros estúpidos juegos, carajo y me caía demasiado bien.
Él parece confundido y yo estoy segura de que mi cara está más roja que un semáforo.
-olvida que esto acaba de suceder- dije sin pensarlo mucho, lo miré a los ojos y luego salí del salón seguida de Estela. Cuando ya estábamos bastante lejos del salón ella me agarró del brazo para evitar que siguiera caminando, así que la miré.
-¿te pasa algo Val?- pregunto con un tono ligeramente preocupado, pero no ocultaba del todo lo feliz que estaba.
-Sí, estoy bien. Sólo que ahora será completamente extraño compartir silla, salón, escuela y vida con Damián- la rubia sonrió
-Amiga, sé que vas a enojarte con lo que diré pero...- me miro a los ojos y su sonrisa se ensancho, lo cual me hizo pensar que seguro me enfurecería- tu castigo era un roce de labios... Querida, ustedes casi echaban chispas, ¿por qué lo besaste?
Pensé en decirle todo lo que había sentido, que mi cuerpo no obedecía y la electricidad de mi espalda. Pero sacaría extrañas conclusiones así que preferí no hacerlo
-Pues no sé, creí que sería tonto darle un pequeño beso y luego salir corriendo, si ya estaba ahí lo haría como se debe- mentí con decisión.
Ahora que lo pienso quizá si paso eso, subconscientemente lo besé para no quedar como una tonta.
Estela me miró sonriente, pareció satisfecha con la respuesta. Pero estoy segura que no lo creyó completamente, aun así no dijo nada.
Revisé la hora y faltaban cinco minutos para el comienzo de la clase, pero decidí no entrar, entraría mejor a la siguiente y ahora tendría tiempo de dejar que enfriara lo que acababa de suceder y quizá pudiera hablar con Damián y arreglar las cosas.

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Espero que los dos capítulos de hoy les gustaran, comenten por aquí si les agrada. 

Un beso para todos y muchas gracias por leerme.

Perdón por tardar tanto tiempo en ponerlos, pero mi computadora estaba dañada y es un suplicio escribir en el teléfono.  

Me enamoré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora