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Febrero 28, 2018.

La señal de abrocharse los cinturones se enciende, veo de reojo a Dakota que mira con nostalgia por la ventana, estamos por aterrizar, finalmente de vuelta a casa. Doy un apretón a su mano entrelazada con la mía y eso parece espabilarla un poco.

-Tienes que ponerte el cinturón –le digo.

-Sí.

Sus ojos están apagados mientras lo hace y sigue mirando cómo vamos perdiendo altura hasta tocar tierra en Belfast, Irlanda. Nuestro hogar.

-Ha sido un largo viaje –digo estirándome un poco en el asiento- Se siente bien volver a casa.

-Sí, aunque también... extrañaré un poco el mundo.

Veo a mi preciosa esposa, mi vida entera, apagarse como una estrella cuando llega el amanecer, sabía que llegaría este momento en nuestras vidas, pero no esperaba que fuera tan pronto: si bien sé que después de todo ama tener una familia y un hogar, queda siempre ese lado suyo que adora viajar por el mundo, moverse sin parar e ir de un lado a otro cada que se aburre, yo sabía que ella se mudaba de ciudad cada pocos meses y tras volver de recorrer medio mundo era normal que se sintiera que volvía a la rutina, y quizá no le gustaba tanto esa idea.

-Vimos mucho mundo en poco tiempo ¿no crees?

-Oh sí –esboza una sonrisa y aprieta nuestras manos- Ha sido divertido, pero es raro que finalmente todo llegó a su fin.

-No es un final, es un comienzo –alzo su mano a mis labios para besarla- Nuestra vida juntos, con las niñas.

-En familia –ella asiente y mira de nuevo por la ventana, estamos por tocar tierra- En nuestro hogar. Para siempre.

No decimos más hasta que finalmente aterrizamos, esperamos a que la mayoría de los pasajeros baje, es raro ir de nuevo en un vuelo comercial después de recorrer Nueva York, Los Ángeles, México, Brasil, Argentina, España, Francia, Londres, Berlín y finalmente Irlanda para hacer promoción de la última película, aunque la hemos pasado bien y el agotamiento nos lleva hasta la última médula del cuerpo, sé que ella no está lista para quedarse.

Tomamos el escaso equipaje de mano que llevamos y sin soltarnos salimos del avión, tomamos el equipaje y salimos de la terminal, un taxi nos llevó por las conocidas calles de Belfast hasta nuestra casa, escuché a Dakota suspirar nada más atravesar la verja de la entrada.

-Hogar dulce hogar –dijo.

-Vamos, las niñas estarán felices de vernos.

Yo llevaba las maletas así que ella abrió, cruzamos la puerta y nuestras dos pequeñas de tres y cinco años corren gritando desde la cocina, Dakota se arrodilla y las abraza a ambas y poco después me uno al abrazo, el aroma de algo dulce horneándose y la risa de mis hijas me hace darme cuenta que de verdad estamos en casa, veo a mi esposa y parece que la tristeza se va al ver a nuestras pequeñas tan contentas saltando y chillando de emoción.

-Ya no se van ¿verdad? –Dice Dulcie soltándose del asfixiante abrazo.

-Ya no más –dice Dakota y vuelve la tristeza- ¿Dónde están los abuelos?

-Tocinando gaetas con chotodate –dice Pip y se frota la barriga.

-Suena rico, muero de hambre –Dakota se pone de pie y va a la cocina con las niñas pegadas a sus talones, yo subo el pesado equipaje a nuestra habitación, escucho risas del piso de abajo lo cual me parece de lo más reconfortante, antes de salir por la puerta entra Zeppelin agitando el rabo y se echa a mis pies para que le acaricie la barriga.

-Hey amigo, ¿me echaste de menos?

Soltó un aullido, seguro eso era un sí, luego de mimarlo me puse de pie pero antes de salir miré la foto que descansaba en la pared junto a la puerta, una foto de nuestra boda del momento cuando cortamos la tarta y ambos tenemos la cara con la cubierta, sonrío al ver nuestras caras de sorpresa y diversión, sin duda uno de los mejores días de mi vida, Zeppelin se frota en mis tobillos, seguramente extraña que lo lleve a correr conmigo.

-Tengo que hacer algo por ella Zepp, mostrarle que puede quedarse sin perder su esencia –acaricio la cabeza del perro quien mueve la cola- ¿Qué me dices?

Como si el chucho entendiera mis palabras lo veo olisquear cerca de mi mesa de noche, usa su pata para intentar sacar algo y me acerco, meto la mano allí debajo entre la mesilla y la pared y lo que hay allí me pone una sonrisa en el rostro: una guía de viaje de Irlanda.

-Zepp, amigo, eres un genio –me siento en el borde de la cama y miro las hojas con los increíbles paisajes que tenemos aquí- Esto es lo que necesitamos.

Dakota solo había visitado la ciudad de Irlanda una vez antes de conocernos, fue de paso con unos amigos (seguramente a emborracharse un día de San Patricio) y por lo que me ha dicho no conoció nada más allá de algunas calles principales y cantinas.

Mi cabeza ya estaba ideando un plan, pero no podía llevarlo a cabo tan rápido, esperaría a que Melanie regresara a América que sería en un par de días, lo que me daría el tiempo suficiente de planearlo todo.

-¡Jamie! –Su voz a gritos me sobresaltó- ¡La cena está lista!

-Ya voy.

Guardé la guía de vuelta bajo la mesita de noche y bajé con Zeppelin tras de mí, ella estaba esperándome en el último escalón con una sonrisa.

-¿Qué estabas haciendo?

-Cargar tu equipaje claro –me encogí de hombros- A este paso necesitaremos un armario nuevo en la habitación con todo lo que te has traído.

-Oh, puedo convencerte de hacerme espacio en tu armario –me abrazó por las caderas y yo hice lo mismo- Y lo sabes.

-Pensaba que eras una chica de equipaje ligero.

-Lo era –baja la mirada.

-Bueno, ya tendrás oportunidad de demostrármelo –besé su flequillo- Ahora vamos a cenar.

-¿Y después?

-Ya se nos ocurrirá algo.

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Hoooooola y gracias por leer esta primera parte del relato, serán 10 capítulos y habrá dos por semana, espero que lo disfruten y gracias por el apoyo incondicional :')

Stay |Relato| Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora