Epílogo.

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Belfast, Irlanda.

-Lo veo algo inclinado a la izquierda.

-Yo te dije que no estaba bien centrado –di un paso atrás topándome con la mesa.- Bueno, si inclinas la cabeza un poquito ni lo notas.

-Bueno, habrá que poner un letrero que diga: para mirar el mapa correctamente inclina la cabeza a la derecha.

-¿Tu derecha o mi derecha?

-Tenemos la misma, idiota –comienza a reír a mi espalda, luego se acerca con un pinchito de color negro y lo clava en alguna parte de Canadá.- Me faltó ese, creo.

-Voy a revisar tu pasaporte para asegurarme –alzo mi brazo para rodear sus hombros y se acomoda a mi lado con un suspiro.- Fue el mejor regalo que Eddie nos ha dado.

-Habrá que enviarle algo en agradecimiento... y sobre todo por disculparnos que de nuevo las niñas vaciaran su maleta.

-Y le rompieran el cerrojo.

-Son demasiado listas.

-Porque salieron a mí.

-No te des todo el crédito –frunció el ceño.- Yo les compré los libros de Harry Potter.

-Las ediciones de lujo ilustradas... pero no saben leer.

-Por eso les puse las películas.

-Mi esposa es muy inteligente –reí y me incliné a besarla sobre su flequillo.- Ahora, es hora de nuestra siguiente elección.

-Vamos a ello.

Nos alejamos del enorme mapamundi que Hannah y Eddie nos regalaron hace unos días cuando volvieron a Londres después de una semana aquí, decidimos colocarlo en la pared central del comedor, venía dos cajas de pinchos de colores, para mí los blancos y Dakota los negros... habíamos comprado otra caja porque se habían acabado y a mí me quedaban más de la mitad, también compramos en azul y rosa para Pip y Dul, y verdes para Zeppelin.

Era como ver nuestras huellas en el mundo, y no nos detendríamos hasta llenar cada rincón.

-¿Sirvo yo?

-Adelante.

Dakota sacó la botella de tequila y alineó tres chupitos frente a ella y tres más delante de mí, formaba parte del acuerdo que habíamos hecho cuando llegamos a casa.

-¿Quién va primero?

-Te dejo el privilegio.

-Vale... Diyarbakir.

-Me suena a... ¿Turquía?

-Maldición –alzó un chupito y se lo bebió.- Tu turno.

-Murcia.

-¡España!

-Mierda, Antonio me dijo que jamás aprendiste ese nombre –tomo un shot y hago una mueca.- Ahora, sigues.

-Bratislava.

-Eh... ¿Grecia?

-Austria –dice con una sonrisa y señala el otro shot, lo bebo y ríe encantada.- Vamos, dame una difícil.

-Sendai.

-China.

-Japón –la corrijo y le tiendo el otro shot.

Maldice después de tomarlo, luego apoya las manos en la superficie de la pequeña mesa de café, alza una ceja.

-Última ronda, Dornan.

-Estoy listo.

-Poltava.

-Mierda –me leí la guía del mundo ilustrada de Disney de las niñas, pero no me sonaba de nada.- ¿Segura es una ciudad?

-Muy segura.

-¿Grecia de nuevo?

-Ucrania –da una palmada y luego me pasa el último shot.- Si yo adivino, gano.

-Pusan –gruñí como si fuera una maldición.

-Corea –se cruzó de brazos, pero aún no tenía del todo ganado.

-¿Norte o sur?

-Estoy casi segura que sur.

Abrí los ojos a modo de sorpresa y vi el disgusto que se formaba en su rostro antes de echarme a reír, había quedado derrotado.

-Tienes razón, me has vencido.

-Era obvio –a modo de celebración se bebe el shot que queda.- Menos mal, ya tenía los boletos comprados y no pensaba desperdiciarlos.

-¿Boletos?

-Nuestra próxima aventura es en Londres, vamos a ver a Radiohead en dos semanas.

-Está hecho.

Ella se lanzó a mis brazos y nos besamos con ganas, ya estábamos algo achispados pero había que disfrutar cada momento en cualquier situación.

-Tengo una idea de un viaje inesperado en este momento -dije con mis labios pegados a los suyos.

-Me encantan los viajes inesperados -se separó y me sonrió.- ¿Dónde será nuestra siguiente aventura?

-Estaba pensando en Dakota del sur.

Sus carcajadas llenaron la sala mientras ambos nos tendíamos en el piso.

Ahora restaba disfrutar la aventura que eran nuestras vidas.

Stay |Relato| Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora